Una gran operación internacional destapó una organización mundial que se dedicaba a blanquear dinero proveniente de estafas a través de Internet. La operación no se ha acabado, pero los primeros resultados ya se han cosechado. Los primeros indicios se consiguieron en Cataluña en 2018, donde se detectaron sospechosos movimientos dinerarios a través de cuentas corrientes de ciudadanos del Este de Europa. No era extraño: la cabeza económica de la hidra se encontraba en Barcelona. Hicieron falta dos años de intenso trabajo policial para desentrañar la gran maraña de intereses que había tras la organización.
La Policía Nacional comenzó su investigación y con posterioridad se encontró con que algunas ramificaciones de la red ya estaban siendo investigadas en otros países. A partir de ahí, la coordinación fue inmediata. Comenzaba la Operación Báltico, llamada así por la nacionalidad de sus principales cabecillas. En la trama catalana también participaron los Mossos d’Esquadra.
El modus operandi de la banda era sencillo: los piratas informáticos realizaban ataques tanto de phishing (engaño al usuario) como de envío de malware para que el incauto internauta facilitase contraseñas o datos privados que luego utilizaban. También secuestraban páginas web, cuentas de correo o terminales de empresas que liberaban rápidamente previo pago de un rescate. “Se aprovechaban de que a una empresa le haces mucho daño si le inutilizas sus bases de datos. Y muchas prefieren pagar una cantidad de dinero para que le liberen de un problema que tener que esperar días o que le borren los datos”, explica a Metrópoli Abierta uno de los agentes que participó en la operación.
825.000 EUROS LISTOS PARA BLANQUEAR
Ese dinero, mayoritariamente, era depositado en cuentas falsas creadas en Barcelona para después pasar a otras cuentas falsas radicadas en otros países europeos y que finalmente acababan en manos de los cabecillas de la organización. Ese complejo recorrido se realizaba para evitar que pudieran seguir el rastro del dinero.
En Barcelona se incautaron, así, 106 cuentas falsas con más de 825.000 euros que pretendían blanquear. Y eso son contar todo el dinero que ya había pasado por esas cuentas. De hecho, se calcula que el dinero que podría haber pasado por las cuentas anualmente es superior a esa cifra, por lo que el volumen del dinero blanqueado en Barcelona en los últimos años puede ascender a millones de euros. A nivel internacional, Portugal y Estados Unidos (con el FBI) fueron los países donde más se investigó el tema. De hecho, el FBI no ha acabado sus pesquisas y de ahí que no hayan trascendido los nombres de los detenidos, ya que falta por desarticular una parte de la banda.
EL NIVEL SUPERIOR DE 'MULAS'
La cúpula española eran dos ciudadanos letones establecidos en Barcelona. Junto con un ruso y una ciudadana bielorrusa, conformaban lo que se llamó el “primer nivel” de la trama de blanqueo de dinero en España. Los investigadores les llamaron mulas a los que se prestaban a abrir las cuentas falsas y los cuatro citados eran el nivel superior de mulas, encargados de acoger a otras mulas itinerantes y de controlar las cuentas corrientes en España.
“Estos ciudadanos eran los responsables de crear una estructura falsa de cuentas corrientes. Ellos abrían cuentas con documentación falsa, pero también recibían a ciudadanos de Europa del Este que se desplazaban una semana a Barcelona. Les tenían preparados NIEs falsos y documentación diversa, entre otras cosas falsos contratos de arras para intentar demostrar que residían en la ciudad. Esta documentación era confeccionada a través de una gestoría de la calle de Balmes. A partir de ahí, abrían cuentas en bancos para recibir el dinero y comenzar el circuito de blanqueo. Al término de una semana, se iban y luego llegaban otros”, explican las fuentes. Por la capital catalana llegaron a pasar 27 individuos que abrieron varias cuentas corrientes cada uno para camuflar el dinero proveniente de los ciberdelitos.
ASIDUOS DE CLUBS DE CANNABIS
Los cabecillas de la organización en España llevaban una discreta vida con estrictas medidas de seguridad. Asiduos a clubes de cannabis, practicaban frecuentemente el cambio brusco de trayectoria para detectar si alguien les seguía. “Fue laborioso vigilarles, especialmente por las medidas de seguridad que tomaban, pero hace tiempo que ya les teníamos en la diana. De hecho, hubiésemos podido cerrar un poco antes el tema, pero esperamos a que todas las policías que intervinimos hubieran terminado sus investigaciones para realizar las detenciones a la misma hora en todos los lugares del planeta”, explica la fuente citada.
En Barcelona, se registró un domicilio en el distrito de Sant Martí y la gestoría de la calle de Balmes, pero en total se practicaron 40 registros domiciliarios en Letonia, Bulgaria, Reino Unido, Portugal, Italia y España y se detuvo a 19 personas. La operación sigue en marcha, aunque en Barcelona ya está cerrada al haber desarticulado a toda la organización.