Los Mossos d'Esquadra desalojaron este miércoles el segundo piso del número 14 de la calle de Astúries. Un amplio dispositivo de policías antidisturbios ejecutó la orden judicial de desahucio en una de los cuatro viviendas de este bloque de la Vila de Gràcia, bautizado como Ca l'Espina por los mismos okupas que se instalaron en el edificio el 1 de enero de 2019. La propiedad, una familia barcelonesa, recibió una lluvia de insultos, amenazas y escupitajos por parte de una decena de jóvenes que aun viven en tres apartamentos. El piso desalojado estaba destrozado, con muebles rotos y restos de comida.
La suciedad acumulada y restos de materiales de obra de la escalera comunitaria dieron la bienvenida a los tres representantes de la propiedad, el matrimonio y un hijo. La orden de desalojo se limitaba al segundo piso, el resto tienen procesos judiciales abiertos por separado. Los dueños entraron a la vivienda después de que los trabajos de los Mossos que abrieron la puerta a golpe de ariete y con una sierra radial.
PAREDES ARRANCADAS
Las imágenes facilitados por la propiedad muestran un piso destrozado, sucio y con signos evidentes de dejadez. Las paredes, manchadas; el papel forrado, arrancado a trizas. En el suelo convivía todo tipo de suciedad con barras de pan, algunas podridas, lámparas y una ventana y muebles rotos. Alguien vivía rodeado de esa inmundicia, como demuestra una cama desecha con sábanas y una manta.
Los integrantes de Ca l'Espina, un proyecto okupa iniciado en 2016 que ha tenido diferentes nombres (Ca La Trava i Ka la Castanya) y ubicaciones, han desplegado campañas de acoso contra Bojous S.L, la empresa propietaria del edificio. En la Vila de Gràcia y el centro del Eixample aun se pueden ver muchas de las decenas de pintadas donde se señala a esta familia, que sufrió un escrache en su casa de Nou Barris. También han boicoteado a los operarios que trabajaban para acondicionar los bajos.
GRITOS DE 'FASCISTAS'
Esta firma familiar no esconde que posee cuatro edificios, 31 pisos y locales comerciales en el centro de Barcelona, pero rechazan ser "especuladores", un grito que volvió a oírse este miércoles, junto a otros como "avaros", "fascistas", "nazis" y "sinvergüenzas". Aseguran que solo alquilan sus pisos a vecinos de la ciudad y sus precios son "razonables".
El edificio de la calle Astúries es anterior a la Guerra Civil (1936-1939), no dispone de electrodomésticos y la cocina es de carbón. En el desalojo de los bajos, el pasado julio, se hallaron varios hornillos de camping gas, que podrían usar para cocinar. Los ocupantes usan el jardín trasero del edificio como su basurero particular donde depositan decenas de muebles viejos, puertas y un retrete.
'ESTAMOS CANSADOS'
Los okupas han impedido este jueves la entrada de los dueños del edificio, que temen que vuelvan a colarse en la vivienda desalojada. De momento, lo impide un cerrojo nuevo y una chapa metálica que bloquea el acceso. Fuentes de la propiedad explican que se sienten "cansados" y con "rabia e indignación" por una situación que arrastran desde hace dos años. "Tienen menos popularidad de la que creen. Muchos comerciantes y vecinos les dan la espalda, pero no se atreven a decir nada por miedo", señala un miembro de la familia.
Una veintena de personas acudieron el miércoles al llamamiento de la cuenta de Twitter de Ca l'Espina para impedir el desahucio. Este jueves, los Mossos han aconsejado a los dueños que no hicieran nada para intentar entrar. "Dicen que tienen la sartén por el mango", denuncia la familia.