Los tres guardias urbanos lucen una sonrisa de oreja a oreja. Se miran entre ellos y a la medalla verde que el cónsul de Pakistán en Barcelona, Imran Ali, les acaba de colocar sobre el uniforme. "No me lo esperaba para nada. Ahora mismo tengo un subidón que no sé explicar. Estoy muy contento", comenta el policía A.L. La escena ocurría este jueves en el despacho del máximo responsable del país asiático en Cataluña. También observaba el acto de condecoración con rostro serio un retrato de Muhammad Ali Jinnah, fundador de la nación.

El acto es inédito. Es la primera vez que el consulado felicita oficialmente al cuerpo de la Guardia Urbana. El 10 de agosto, los tres policías irrumpieron en un piso en llamas del Raval y rescataron a cinco miembros de una familia de origen pakistaní, incluida una menor de 16 años. La intervención salvó, muy probablemente, la vida a estos vecinos de la calle de Robador. "Servicios excepcionales a la comunidad pakistaní", se lee en la chapa con los colores del país.

QUEMADURAS EN BRAZOS Y OREJAS

Ninguno de los tres agentes, tampoco el inspector y portavoz del cuerpo, Jordi Oliveras, recuerda una actuación parecida en los último años. S.L explica que cuando vio que  A.L (que es bombero voluntario) se decidía a entrar los otros dos compañeros le siguieron. "No había otra opción. Era entrar o entrar. Luego, cuando sales, piensas: ¿Qué he hecho?", relata este policía con 17 años en el cuerpo. En el interior, cinco personas pedían auxilio en un salón envuelto en llamas. 

Sobre las 09.45 horas, una batería eléctrica de una bicicleta que se estaba cargando ocasionó un violento fuego en la vivienda. La familia  –formada por el padre y la madre de unos 50 años y tres hermanos de 25, 22 y 16 años–  quedaron bloqueados por el miedo, incapaces de seguir las indicaciones de los policías.

Los tres guardias delante del consulado de Pakistán de Barcelona / METRÓPOLI



El hermano mayor de 25 años sufrió quemaduras en el 10% del su cuerpo, en brazos y orejas. En una conversión telefónica Ali Zaman (22 años), el hermano mediano, se muestra "muy agradecido" por la actuación de la Guardia Urbana. "El Ayuntamiento se ha portado muy bien con nosotros. Los servicios sociales nos ofrecieron un piso donde hemos vivido hasta hace 15 días", cuenta. Tras reformar la vivienda afectada por el fuego, la familia ha regresado a su piso. Zaman cuenta que él y su hermano trabajaban como riders de Glovo. Ahora siguen haciéndolo, pero sin ayuda de la batería.

"NOS RECONFORTA SABER QUE ESTÁN BIEN"

La historia del rescate, contada en un artículo en Metrópoli, llegó a oídos del cónsul, que decidió organizar un acto protocolario para felicitar a los funcionarios.Los tres protagonistas de la condecoración se olían algo, pero tenían poca información. "Nos han escondido bastante los detalles para que nos sorprendiéramos. A parte de estar muy honrados y orgullosos de lo que hicimos, estamos gratamente sorprendidos. Es un reconocimiento mayor del que esperábamos", cuenta S.L.  Cuenta bromeando el compañero de patrulla M.R que piensa "chulear" de insignia en la comisaría de Ciutat Vella. "Nos imaginábamos algo, pero no esto. No es algo usual, estamos muy contentos. No todo lo que ocurre en nuestro día a día es malo [...]. Nos reconforta saber que se encuentran bien", señala.

Este jueves sido una jornada diferente en el consulado de Pakistán. La rutina de la sala de espera para renovar y solicitar trámites oficiales se rompía con la entrada de agentes uniformados que seguían a Imren Ali en un tour por las instalaciones. El cónsul ha felicitado a los agentes por una actuación, ha dicho, que ha evitado la tragedia ocurrida en agosto de 2020 en la Barceloneta cuando otro incendio en piso provocó la muerte de tres hombres, también pakistaníes. El consulado está estudiando condecorar a los bomberos que extinguieron el fuego.

POSIBLE CONDECORACIÓN DE LA URBANA

Tras una primera condecoración, podría venir una segunda, esta vez, por parte de la misma Guardia Urbana. "Los tres agentes están propuestos para una felicitación", anuncia el inspector Oliveras, que celebra el rescate de esa mañana de verano. "Es verdad que con el reglamento en la mano no deberían haber entrado, pero hay ocasiones excepcionales como esta, en la que ves que hay gente dentro y el servicio de emergencia puede tardar y debes tomar una decisión aunque tu vida corra peligro. Había dos menores en riesgo de morir en un espacio corto de tiempo. Lo piensas en un instante y el ímpetu es para ayudar a las personas. Son policías precisamente por este motivo", explica.

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