Las víctimas de los engaños que presuntamente ha realizado Tomás Sánchez Pacheco durante los últimos años respiran hoy más tranquilas. Este gaditano de 45 años duerme en prisión desde el pasado 19 de enero cuando fue detenido por los Mossos d'Esquadra, según avanza El Periódico y confirman fuentes policiales a Metrópoli. El hombre se había instalado durante la pandemia en Barcelona donde seguía desplegando sus artimañas y embaucando a sus objetivos.
Tomás acumulaba 15 detenciones entre mossos, Policía Nacional y Guardia Civil, que le atribuyen un perjuicio económico de 102.842 euros entre el impago de alquileres y la venta de equipos informáticos y electrónicos que compraba de manera fraudulenta. No actuaba solo. Lideraba un grupo criminal formado por un lugarteniente, su novio y hombre de "máxima confianza", y tres personas más. Así lo detalla este miércoles la policía catalana en un extenso comunicado en el que revela la estrategia que seguía este "estafador profesional".
LÍDER DE UN GRUPO CRIMINAL
Los Mossos d'Esquadra investigaban diferentes estafas por separado (de unos 3.000 euros cada una) realizadas en 2021. En agosto el grupo de investigación criminal de Barcelona empezó a reunir los casos y a definir la organización criminal y sus diferentes roles. Para el inspector Israel García esta última atribución resultó clave para que el juez decretara su ingreso provisional en prisión. "La Ley contempla penas de prisión leves por estafa. Es muy difícil entrar a la cárcel", señala el policía en declaraciones a Metrópoli.
Tras engañar a decenas de personas en Andalucía y Madrid, este delincuente se instaló en Barcelona. Se hizo pasar por médico para alquilar espacios de coworking. En unas céntricas oficinas de la Ciudad Condal lo descubrieron y desapareció. Sí logró engañar el verano pasado a la gestora de una inmobiliaria de Ciutat Vella. Lo hizo con un sencillo aunque eficaz método que repetía una y otra vez: la presentación de una transferencia de dinero falsa. Esta estafa, sin embargo, también le salió mal y la víctima pudo reaccionar a tiempo y recuperar el piso. No recibió un solo euro por la fianza y el alquiler.
VIDA DISCRETA
Tomás se sentía seguro y desplegaba su verborrea habitual en los escenarios que escogía para engañar. Tampoco pagaba el alquiler de las viviendas en las que vivía. A pesar de la larga historial de antecedentes nunca había pisado una cárcel. No tenía inconveniente en facilitar sus datos personales a sus víctimas, con quien se reunía personalmente, visitar locales y viviendas para alquilarlos y tiendas para alquilar material informático. A su pareja, un hombre de 52 años que también fue detenido y, posteriormente, puesto en libertad, se le relaciona con cuatro posibles engaños más.
A los investigadores les ha llamado la atención el perfil de este timador que llevaba una vida discreta sin grandes gastos. "Es un especialista. No todos los estafadores tienen esta alta capacidad. Es una persona muy segura de sí misma, con un relato muy coherente y que domina los medios de comunicación", explica García, subjefe del área de investigación criminal de Barcelona. Durante la detención, en su piso de Sitges, se mantuvo "tranquilo y con un discurso igual de coherente que el que mantenía con las víctimas", añade.
SECRETARIOS Y MÉDICOS FALSOS
Contaba con tres colaboradores: dos hombre y una mujer de entre 23 y 33 años. Uno de ellos se hacía pasar por secretario y médico, al igual que la mujer. El otro hombre recogía y revendía el material informático alquilado por el jefe de la trama. El grupo, que los mossos considera desmantelado, se movía mucho por diferentes puntos de España. En el momento de la detención, se preparaban para cometer engaños de mayor envergadura.
El engaño de los falsos alquileres lo ejecutó hasta en cuatro ocasiones en Cataluña. La compra fraudulenta de equipos informáticos la llevó a cabo en cinco ocasiones más. En cuatro casos más, el grupo se dedicaba a alquilar espacios y locales comerciales para, supuestamente, poner en marcha un coworking o centro médico. En uno de los engaños investigados, el grupo habría usado las oficinas alquiladas para estafar médicos a los que intentaban convencer con invertir en supuestas clínicas privadas.