Prisión para un hombre por haber intentado asesinar a su mujer en Barcelona. El Tribunal Supremo ha condenado a 12 años y 10 meses al regente de un restaurante de la capital catalana que intentó matar a su mujer, con quien regentaba el local. El agresor intentó matarla con un hacha en la cocina del restaurante.

El reo ha sido condenado también con la prohibición de acercarse y comunicarse con la víctima durante 22 años y diez meses así como una indemnización de 59.840 euros. Se le ha encontrado culpable de los delitos de asesinato en grado de tentativa y lesiones. El Alto Tribunal ha desestimado el recurso interpuesto por la defensa y validado las sentencias interpuestas por la Audiencia de Barcelona y el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya.

Los hechos tuvieron lugar entre el 6 y el 10 de julio de 2016. Uno de los dos días, el matriomonio, ambos de nacionalidad china que llevaban tiempo en crisis matrimonial comenzaron a discutir. En aquella ocasión, el condenado le propinó varios puñetazos.

El 10 de julio, en medio de la jornada laboral, otra discusión, en la que según el auto ella le agarró de las mejillas y le propinó una ligera patada, ocasionó que el agresor se levantara, la cogiera por el cuello y se la llevara delante de todo el mundo a la cocina. Uno de los hijos alertó a la policía y, mientras ocurría el hombre la inmobilizó en la cocina, agarró un hacha de cocina, y comenzó a asestarle tajos

SALVADA EN EL ÚLTIMO MOMENTO

La primera de las heridas fue directa al muslo. Las siguientes fueron al cuello. Cuando estaba a punto de matarla, dos clientes entraron en la cocina, alarmados por los gritos de la mujer, y consiguieron reducir al agresor hasta que llegó la policía. A su vez, la rápida intervención del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) consiguió evitar que la víctima falleciera.

Agentes de los Mossos d'Esquadra en Barcelona / MOSSOS D'ESQUADRA

En su recurso, el condenado alega la existencia de un desistimiento voluntario ya que no quiso consumar la muerte, pero el Supremo responde que "en ningún momento se desarrolla una conducta de desistir en la acción y mucho menos de un desistimiento activo" cuando el condenado tuvo que se apartado y reducido por la fuerza por dos clientes cuando estaba encima de la mujer.

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