El Barça alivió sus penas y cerró una semana muy movida con la conquista de la Copa del Rey. Un título muy celebrado en otras épocas en el Camp Nou y que ahora tendrá un efecto balsámico muy tenue, a la espera de que el Real Madrid pierda la final de la Champions contra la Juventus. La victoria contra el Alavés (3-1), resuelta sin grandes complicaciones, entraba dentro del guión. También era previsible otra prodigiosa actuación de Leo Messi, principio y fin de un Barcelona demasiado intermitente durante toda la temporada que requiere una sacudida en verano.

Luis Enrique se despidió con su noveno título en tres años. El balance es bueno, pero no esconde que el Barça ha perdido encanto y solvencia desde que logró su segundo triplete en 2015. Ernesto Valverde será confirmado el lunes como nuevo técnico azulgrana y la afición espera que la cúpula del club acierte, de una vez por todas, con los fichajes. De los últimos ocho, sólo Umtiti ha justificado su contratación.

En la última función azulgrana de la temporada, el Barça derrotó a un Alavés tan voluntarioso como impotente. El gol de Theo Hernández apenas inquietó al grupo azulgrana, que encadenó tres títulos de Copa y suma ya 29. Messi, Neymar y Alcácer, en la primera parte, dibujaron la victoria barcelonista. El segundo acto fue un mero trámite.

LA RENOVACIÓN DE MESSI

El Barça, una vez más, se agarró al talento de Messi para liquidar la final. El crack argentino, motivadísimo, es el gran icono del club en el siglo XXI y la afición espera que selle muy pronto su renovación. Bartomeu, en horas bajas, tendrá que pagarle lo que pida. El Barça actual no se concibe sin su estrella, que espera nuevos socios en el campo. Como mínimo, un lateral derecho, un central, un centrocampista y un extremo.

El barcelonismo, tras el fiasco de la Champions y la Liga, apenas celebrará la Copa. Para muchos, el partido más importante de la temporada será el del próximo sábado en Cardiff. En Gales no jugará el Barça, pero una derrota del Real Madrid contra la Juventus sería muy celebrada en el Camp Nou. Sería un doblete atípico, pero nada dolería más a la hinchada azulgrana que otra Champions blanca. La 12ª tendría un efecto devastador en Barcelona, la capital mundial del fútbol hasta hace muy poco.

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