Como quien se adentra en el asombroso laberinto de una de las mentes creativas más influyentes de las últimas décadas, la exposición 'Brian Eno. Lightforms / Soundforms' invita a recorrer sus recovecos con atención y una cierta inconsciencia. En este paseo por el universo del músico y productor inglés, figuras enigmáticas se aparecen fugazmente ante la mirada del espectador para mutar, con transiciones casi imperceptibles, unos segundos después. Creaciones de luz y sonido que el propio Eno concibe como un cuadro “sin principio ni fin, que empieza cuando decides mirarlo y acaba cuando dejas de hacerlo”, como ha señalado durante la presentación de la muestra que acoge el Arts Santa Mònica, con la colaboración del Sónar+D, del 14 de junio al 1 de octubre.
La de Barcelona es "la exposición más completa realizada hasta ahora a nivel internacional sobre el trabajo creativo de Eno”, según ha apuntado su comisario Lluís Nacenta, llegando a ocupar las tres plantas del Arts Santa Mònica. Su responsable ha insistido en que no se trata de una retrospectiva que repase cronológicamente la trayectoria del músico y artista visual porque, como ha bromeado el propio Eno, aún no es “suficientemente viejo” y todas las obras expuestas son relativamente recientes.
De hecho, la muestra incluye una nueva pieza realizada expresamente para la ocasión, ‘New Space Music’, una composición dmusical diseñada para ser escuchada en entorno del Claustro Marx Cahner. Siguiendo la filosofía de Eno, la técnica compositiva de esta creación se basa en una serie de normas algorítmicas que gobiernan el funcionamiento de cada elemento de la composición. El resultado es una pieza puramente generativa que cambia con cada interpretación.
MÚSICA VISUAL
Una fórmula creativa idéntica a la que se aplica en la icónica ‘77 million paintings’, una gran instalación audiovisual que evoluciona de manera indefinida. Son tantas las posibilidades (77 millones, para ser concretos) que cada combinación de luz y sonido que produce tardaría millones de años en volver a repetirse. Este ejercicio de “música visual”, en constante mutación, se repite de nuevo con las ‘Light Boxes’, una serie de pinturas hechas con luces LED que reciben al visitante en la primera planta.
Pero la aportación de Eno no acaba en las paredes del Arts Santa Mònica. Coincidiendo con la semana del Sónar, el último álbum del británico, Reflection (2017), sonará en la sala de recogida de equipajes del aeropuerto de El Prat haciendo realidad la concepción de la música ambiente, ideado por el mismo Eno en los 70.
Al ser preguntado por una posible colaboración con Björk en el marco de Sónar, Eno ha agradecido que se les ponga “al mismo nivel” y ha bromeado con que las únicas “aportaciones” que él puede hacer en el trabajo de la compositora son sus teorías sobre “por qué el islandés tiene tantas consonantes”.
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