Ante un verano que se antoja especialmente caluroso, los barceloneses se las ingenian como pueden para mitigar los efectos de las altas temperaturas. Playas, piscinas y terrazas no son los únicos lugares donde combatir el verano, sino que la capital catalana ofrece una selección de heladerías artesanales que perfectamente podrían disputarles el trono.
- Paral·lelo (Sèneca, 18)
En un mundo paralelo, todos los helados deberían ser como los ideados por este grupo de cuatro amigos de San Remo. Su amplia carta pasa por el clásico gelato italiano, el helado de palo, polo, cookies... Pero además de los formatos, en este establecimiento también son conocidos por su variedad de sabores con ejemplos de lo más exóticos como el de queso parmesano con vinagre balsámico, el de yogur con curry o el de vermut.
- L'Eivissenca (Plaza Eivissa)
Si midiéramos el éxito de una heladería por las colas que acumula, L'Eivissenca batiría récords. A partir de las siete de la tarde, la plaza Eivissa se llena de barceloneses que aguardan impacientes por hacerse con un de los mejores helados de la ciudad. Aunque su oferta va má allá: la horchata, los turrones (cuando tocan) o los granizados son otras de sus especialidades.
- Vioko (Passeig de Joan de Borbó, 55)
Tras el escaparate de Vioko esta la chef Lucila Baiardi dispuesta a importar la innovación gastronómica al sector de la heladería. Su capacidad para reinventar los sabores más clásicos te hará redescubrir el helado de chocolate. Además, la proximidad del local a la Barceloneta lo convierte en el lugar idóneo donde paliar el calor.
- El Tío Che (Rambla del Poblenou, 44-46)
Con ADN alicantino, la familia que da vida a El Tío Che lleva más de cien años asentada en Barcelona para deleitar paladares. Empezaron en el Born, después continuaron con la Barceloneta y actualmente residen en el Poblenou. Entre su oferta, junto a los helados artesanos también podrás encontrar horchatas de chufa D.O. o fartons.
- Gelaaati di Marco (Llibreteria 7)
Esta heladería alardea de ofrecer el "auténtico helado artesanal italiano con los mejores ingredientes". En su carta lucen una amplísima oferta de sabores que combinan con sorbetes de fruta natural, yogurt espresso, helados bajos en azúcar, sin glúten, helados sin lactosa, veganos, con leche biológica y granizados.
- Gocce di Latte (Pla de Palau, 4)
Este céntrico local también presume de ADN italiano. Aunque la localización podría situarla como un establecimiento turístico, la calidad de su producto la convierte en una de las mejores heladerías artesanales de la ciudad. Entre sus especialidades, los de coco con menta y pistacho obligan a repetir visita.
- Maximum (Les Rambles, 78)
Su historia se remonta a 1940, cuando un veneciano decidió abrir la persiana en la céntrica arteria de Barcelona. Desde entonces, esta saga de heladeros se las ha ingeniado para deleitar los paladares de todo el que se decida a poner un pie en el local. Difícil no querer repetir con la tarrina de cacao Kingston o la de leche merengada.
- Ottavia Gelateria (Passeig de Gràcia, 126)
Si ves algún barcelonés deleitarse con su helado cerca de los Jardinets de Gràcia, sin duda vienen de esta heladería. Su fama les convierte en uno de los favoritos de la capital con sabores especialmente exóticos como el de gazpacho o el de tomate y mascarpone. La amabilidad del servicio es la guinda del pastel.
- DelaCrem (Enric Granados, 15)
Si buscas cremosidad y sabores naturales, esta es tu heladería. Ingredientes puros, sin necesidad de edulcorantes, que Massimo Pignata combina en deliciosas creaciones para todos los gustos. Destaca también su apuesta por los helados sin glúten y los sorbetes de fruta fresca.
- Cremería Toscana (Muntaner, 161 y Princesa, 36)
La fórmula de estos dos locales tiene sus orígenes en la mismísima toscana. De allí, Andrea Giuntoli exportó la receta óptima basada en tradición, artesanía y calidad que se aúnan en unos helados que te harán revivir los sabores clásicos como la vainilla o la stracciatela. Además, también ofrecen sorbetes especialmente veraniegos.