En la época de la piratería, las descargas, el mp3 y la música en streaming, parece haber un solo formato musical que ha sobrevivido los embistes del digital: el vinilo. En 2016, su venta se incrementó más del 23% respecto al año anterior, según datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, y aunque no hay que pecar de demasiado optimistas –las cifras de ventas siguen siendo reducidas–, es cierto que cuando parecía que el vinilo quedaba limitado a unos pocos fanáticos y románticos, ha resurgido el interés por el objeto.

El elepé vive en los últimos años una segunda edad de oro y, con su reflote, las tiendas de discos se han vuelto a situar contra todo pronóstico como el lugar de peregrinación obligado para los melómanos. La guía definitiva de estos establecimientos se ha editado precisamente este año: bajo el título '366 días al año haciendo diggin' (66rpm Ediciones), Alfred Crespo propone una ruta por las tiendas de discos independientes del Estado español. Ayudada por el famoso boom turístico, "Barcelona es ahora mismo la ciudad que tiene las mejores tiendas", afirma el autor.

En la capital catalana se cuentan alrededor de una veintena: desde Surco en Travessera de Gràcia –abierta en 1974 y la más antigua de la ciudad desde el cierre de Castelló–, hasta Ultra Local Records en Poblenou –experta en bandas locales y autoediciones–, pasando por las más nuevas, como La Botiga del Primavera o BCore Disc. El libro vio la luz expresamente para el Record Store Day, y fue concebido, según comenta Crespo, "como un homenaje al fan que montó una tienda y lo ha pasado mal en la época de las descargas, pero que es un superviviente".

Discos Paradiso / ANDREA ROMANOS



HACIA LA ESPECIALIZACIÓN

La receta de la resistencia varía según el establecimiento, aunque la mayoría opta por afinar la gestión de los recursos y mantenerse dentro de su área de especialización. Así, los vendedores seleccionan los estilos musicales sobre los que más dominan y mejor pueden asesorar, buscando a su público natural y abasteciendo un fondo de armario rico dentro de su concreción que les permita competir con las grandes superficies.

Wah Wah Records, en el corazón del Raval, se ha convertido siguiendo esta fórmula en una referencia tanto local como internacional: secciones muy especializadas abarcan desde rock alemán, psicodelia, rythm and blues y punk hasta las tendencias de los 90, como el shoegazing, el post-rock o el acid house. "En nuestro caso es puro frikismo, nos especializamos según nuestros gustos personales, muy cercanos a la época de los 60 y los 70", explica su cofundadora, Shakira Benavides. La tienda abrió en 1992 y ha hecho pocos cambios desde entonces, más allá de cerrar la sección de electrónica, de la que se encargaba el pionero Dj Zero, cuando éste se desvinculó del negocio.

Wah Wah Records / ANDREA ROMANOS



Un modelo parecido se impone en Revolver Records, cuyo emblemático escaparate en la calle Tallers abrió como un espacio enfocado sobre todo al coleccionista, con un catálogo cuya espina dorsal son los grupos de rock clásicos de los 70 y todo tipo de estilos relacionados con el rock: métal, alternativo, punk, blues, jazz... Éste se completa, fuera de las discografías más habituales, con pequeñas joyas del coleccionismo que son difíciles de encontrar. "El discurso más mainstream o de gran público es probablemente el que más haya sufrido, mientras que el cliente específico que busca rarezas ha seguido viniendo aquí", explica Carles Pascual, encargado en Revolver.

El prototipo de tienda especializada no es la manera única. Si en el mundo del vinilo hay público para todo, Disco 100 se encarga de juntarlo: en este negocio familiar las últimas novedades se alternan con un fondo de catálogo inabarcable que ya supera los 300.000 ejemplares. "Nuestro caso es un poco especial", admite Dan Mayor encargado e hijo de los fundadores, "tenemos muy poquito, pero de muchas cosas". "Aunque los superventas sean intocables, lo que se ha dejado de vender son los discos que antes tenían mucho éxito, y ahora la gente busca cosas concretas dentro de la variedad", asegura.

UN DÍA PARA LAS TIENDAS DE DISCOS

Iniciativas como el Record Store Day, que se celebra anualmente el tercer sábado de abril para rendir homenaje a la cultura de las tiendas de discos, contribuyen a la hora de cohesionar a la comunidad del vinilo, situarla en la agenda mediática y, sobre todo, suponen un gran influjo de ingresos. Conciertos especiales, vermuts, ediciones limitadas y el descubrimiento de novedades discográficas son los principales atractivos de la cita.

Revolver Récords / ANDREA ROMANOS



En España, el evento tiene lugar de forma oficial desde el año 2011, y en sus siete ediciones ya ha conseguido convertirse, para algunos, en el día más importante del año. "En las últimas cinco temporadas, el día del Record Store superamos las ventas que hacemos en Navidad", comenta Pascual, que lo vive como "un día de celebración" en el que "el ambiente en la tienda es único", aunque el  acontecimiento también tiene sus detractores. "Tenemos que dar gracias porque vendemos mucho, pero si somos sinceros, es como el día de los enamorados, una invención para consumir", opina Shakira Benavides, que reivindica que no tendría que ser necesario crear un día de las tiendas de discos para que la gente gaste dinero en música.

DINAMIZAR LA ESCENA

Además del día del disco, muchas tiendas optan por acoger en sus mismos establecimientos presentaciones de las últimas novedades discográficas en forma de pequeños conciertos, habitualmente en formato acústico, que aúnan a un buen número de seguidores entre los aparadores. El espacio permite a Disco 100 hacerlo con asiduidad: "hace poco tuvimos a un bluesman americano, Tom Principato o a la africana Nakany Kanté", comenta Mayor, aunque "por aquí han pasado muchos artistas locales y es algo que nos gusta mucho hacer".

Discos Paradiso / ANDREA ROMANOS



Este tipo de actuaciones ha dejado también momentos irrepetibles. Todavía se recuerda, entre los fanáticos del indie, la visita de los norteamericanos Wilco a Revolver Records en junio de 2012. Aprovechando su visita a la ciudad con motivo del Primavera Sound, el sexteto de Chicago ofreció un íntimo concierto para un público reducidísimo de afortunados, mientras los fans se agolpaban a las puertas. Explica Pascual que Wilco es una banda "muy comprometida con las tiendas de discos, que sabe muy bien cuál es la base de todo porque sus músicos han crecido en este entorno", por lo que "entienden el hecho de tocar en una tienda como una cosa natural, directa, y que los conecta con sus orígenes".

Cada una a su manera, las tiendas resisten, mientras que entre los amantes de la música parece que se ha vuelto a extender un renovado respeto por el objeto. "La música en formato físico no son solo las canciones", reconoce Crespo, sino también "los diseños de portada, tan trabajados, el ritual que se lleva a cabo para escucharlos y un sonido más cálido", y todo ello despierta el interés de las generaciones más jóvenes. Y aún así, el fenómeno no deja de sorprender ni entre los que siempre han estado al pie del cañón, pues como admite Benavides, "si me llegan a decir a finales de los 90 que el vinilo tendría este reflote, no me lo creo".

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