De niño era muy travieso y sus padres, Eloy y Olvido, nunca olvidarán el día que hizo equilibrios por la barandilla de su piso (una quinta planta) de l'Hospitalet de Llobregat. Hiperactivo o muy movido, le encantaba jugar al fútbol en la calle, cerca de las vías del tren. No recuerda su primer balón pero, orgulloso, explica que su primera camiseta deportiva, “de un equipo de fútbol que no es de Barcelona”, se la regaló “Antonio, mi tío y mi padrino”. La imagen, en blanco y negro, fue inmortalizada en la casa de Chuisín, en Trones, un pequeño y bucólico pueblo de Asturias. Hoy, casi medio siglo después, Eloy Pérez (52 años) dirige la Ciudad Deportiva del RCDEspanyol, club barcelonés fundado en 1900 que disputa sus partidos en Cornellà-El Prat, en el RCD Stadium, y tiene su academia en Sant Adrià del Besòs.

Persona muy discreta y alejada de los focos mediáticos y las redes sociales, Eloy explica los cambios que ha sufrido la cantera del Espanyol en las últimas tres décadas, desde que debutó con el primer equipo con Javier Clemente de entrenador. Si durante siete años (1987-94) fue un ejemplo de entrega y profesionalidad, alcanzando la capitanía del primer equipo, ahora acumula 14 como responsable de la Ciudad Deportiva Dani Jarque. En esta entrevista concedida a Metrópoli Abierta, también aborda los próximos retos de una entidad muy arraigada a sus orígenes que busca nuevos mercados en un mundo muy competitivo y global.

Como futbolista coincidió con grandes entrenadores como Javier Clemente, Luis Aragonés y José Antonio Camacho. ¿Cómo fueron aquellos años del Espanyol en Sarrià?

Sarrià fue mi segunda casa, un estadio al que llegué como adolescente y salí con una familia. Todos los pericos añoramos Sarrià, porque fue nuestro campo durante 74 años, pero el RCD Stadium es uno de los mejores estadios de España. Los años 80 fueron muy duros porque el club sufría mucho económicamente, pero el Espanyol tuvo entrenadores de prestigio que acabaron siendo seleccionadores nacionales, como Clemente, Luis y Camacho. De todos intenté aprender y me quedé con las cosas buenas, aunque nunca quise ser entrenador. Siempre he preferido estar en un segundo plano, tal vez por mi manera de ser, y me ha interesado más la faceta formativa que la profesional del fútbol.

¿Qué destacaría de cada uno de ellos?

De Clemente me quedo con su personalidad, su capacidad de liderar un grupo y que era muy intuitivo tácticamente. De Luis destacaría su humanidad, su trato directo y la sinceridad. De Camacho, su carácter, su valentía y decirte las cosas a la cara, una virtud que el jugador aprecia mucho.

¿Por qué el fútbol devora a tantos entrenadores que un día alcanzaron la gloria?

El fútbol desgasta porque es una profesión muy estresante. Cada semana tienes un examen público, en el que millones de personas te evalúan por un resultado. En las últimas décadas se ha producido una gran evolución, con grandes cambios y mejoras en la organización, en la tecnología, etcétera. Cuando yo jugaba había un entrenador, un preparador físico, un ayudante de material y un par de masajistas en la mayoría de los equipos de Primera. Hoy en día, este modelo es impensable y algunos clubes tienen 15 profesionales.

Entonces también era impensable que el Espanyol tuviera una Ciudad Deportiva.

Cuando yo entré en el Espanyol, los equipos inferiores se entrenaban en las instalaciones de Piscinas y Deportes, en unos campos de tierra anexos a Sarrià, en unas condiciones muy básicas. Cuando Josep Manel Casanova fue nombrado director de la cantera y desaparece Sarrià, el club tuvo que subcontratar campos por toda Barcelona y él, con muy buen sentido del humor, decía que teníamos la Ciudad Deportiva más grande del mundo porque jugábamos en campos de toda el área metropolitana. El gran salto llegó con Dani Sánchez Llibre en la presidencia.

En 2001 se estrenó la Ciudad Deportiva y tres años después usted fue nombrado director.

El primer director fue Alfonso Martínez Salinas, que falleció de un infarto en 2004. Entonces, el club pensó en mí para continuar su legado y su proyecto.

Eloy Pérez, en su despacho de la Ciudad Deportiva del Espanyol



Desde entonces, el Espanyol ha tenido muchos entrenadores y bastantes presidentes. ¿Demasiados cambios?

El Espanyol ha cambiado mucho, incluso de propietario, pero el proyecto de cantera sigue vigente, evolucionando. Inicialmente, la Ciudad Deportiva no estaba concebida para acoger al primer equipo de fútbol y en los últimos años hemos aumentado el número de equipos masculinos y potenciado el fútbol femenino (ha pasado de dos a ocho equipos), un nuevo referente de la entidad. El club, además, ha creado una escuela con más de 650 niños y estamos exportando la marca del RCDE por todo el mundo a través de nuestras academias internacionales. Nuestro proyecto está vivo, en fase de expansión, y la Ciudad Deportiva del Espanyol se ha quedado pequeña.

¿Es factible una ampliación?

Yo soy una persona positiva, con ilusiones. La Ciudad Deportiva Dani Jarque está rodeada por la vía del tren y las rondas, y no tenemos posibilidad de ampliar las actuales instalaciones. Mi ilusión es ver otra Ciudad Deportiva mucho más grande, cerca de Barcelona, para potenciar y expandir la marca Espanyol

"El 'Yo cantera' fue un gran acierto del Espanyol porque el futuro de la entidad pasa por la formación"

¿Qué valores inculcan a los chicos en el fútbol base del Espanyol?

En el Espanyol, aunque suene a frase hecha, queremos educar y hacer personas. Por la Ciudad Deportiva Dani Jarque pasarán miles de niños, pero muy pocos llegarán a la élite, al primer equipo. Ésta es una realidad en todas las academias del mundo. Nosotros queremos que todos los chavales recuerden con cariño su etapa en el fútbol base formativo y, mientras, disfruten del club, del fútbol.

En un mundo tan exigente y competitivo, ¿hay paciencia con los niños?

Habitualmente no, sobre todo por parte de los padres, pero entiendo sus ilusiones y sus sueños. Quieren que sus hijos sean mejores que ellos y triunfen. La formación académica debería ser prioritaria, pero muchos padres se vuelcan con el fútbol porque los chicos que llegan a la élite pueden tener la vida resuelta. Los padres se ilusionan con ver a su hijo en Primera División, pero esa esperanza puede estresar a los niños si se les presiona demasiado. Los más jóvenes tendrían que disfrutar más. Yo, por ejemplo, no abandoné los estudios porque nunca pensé que podría jugar en Primera División.

Para evitar tantas presiones cerraron dos días a la semana los entrenamientos de la Ciudad Deportiva Dani Jarque.

Sí. Fue una decisión interna del club que provocamos desde la Ciudad Deportiva porque nos preocupa mucho la formación de los niños y transmitirles unos valores positivos. Muchas actividades se hacen en la intimidad, con el refuerzo de los profesores, y sin la presencia de padres, amigos y posibles representantes. Los padres, por ejemplo, no están en las clases de piano, ballet o inglés de sus hijos. Los niños tienen que formarse con un entrenador, con un educador, en un ambiente de tranquilidad e intimidad.

 

¿El lema “Yo cantera”, de hace 30 años, sigue vigente en el Espanyol?

Sí. Esa campaña fue un gran acierto del Espanyol porque el futuro de nuestra entidad pasa por la formación. En España somos un referente como club formativo y casi el 50% de los jugadores del primer equipo se han formado en nuestra cantera. Yo también fui un futbolista de la casa y después me reciclé para aportar mi experiencia a los niños que vienen a formar parte de este proyecto. Soy un claro ejemplo del “Yo cantera” de los años 80.

¿De dónde es el Espanyol? ¿De Barcelona o Cornellà?

El Espanyol fue fundado y es de Barcelona, pero también lo es de Cornellà, de El Prat, de Sant Adrià, de Tarragona, de Trones, de Argelia, etc. A mí no me importa de dónde son y de dónde vienen las personas que quieren hacer deporte y sienten los colores azul y blanco porque siempre serán bienvenidos. Nosotros queremos un Espanyol universal, que sea conocido en todo el mundo.

"El Espanyol, en muchos aspectos, es un club de resistencia porque no se sintió respaldado por las instituciones catalanas"

¿Por qué Gerard Piqué saca de quicio a los periquitos?

En el asunto Piqué nos hemos equivocado todos un poco y nos hemos quedado en la superficie. Nos hemos quedado en las posibles provocaciones, en los posibles insultos, en la falta de educación de unos y otros, y los profesionales del fútbol somos personas públicas. Es muy importante la educación y la imagen que damos al exterior. Hay muchos niños que son aficionados al fútbol, al Barcelona, otros menos al Espanyol, y todas las imágenes de las celebraciones de Piqué han salido en televisión, con sus gestos, y a mí no me gustaría que los niños, de Barcelona, de Catalunya o de cualquier lugar del mundo, al marcar un gol, en vez de felicitar al compañero que les ha dado el pase, lo celebren con gestos a la afición y los padres del equipo contrario. No contribuye a la formación ni al espíritu del fútbol y del deporte.

¿El Espanyol es un club de resistencia?

En muchos aspectos sí porque el club no se ha sentido respaldado durante muchos años por las instituciones catalanas. Afortunadamente, las cosas están cambiando, pero los años 80 eran mucho más duros. Todavía nos queda camino por recorrer y la gente que visita el estadio se da cuenta de que el Espanyol es un club absolutamente arraigado a Barcelona, a Catalunya, con unos valores que pueden ser admirados en todo el mundo.

¿Por qué las distancias entre el Barça y el Real Madrid respecto al resto son tan grandes?

Básicamente, por el reparto de los derechos de televisión. El modelo inglés es mucho más equitativo y favorece una competición más igualada, teóricamente con muchos más candidatos al título. En España, una Liga más igualada engancharía más a los aficionados y se podría vender mejor en el extranjero. Y con más ingresos, los clubes podrían invertir en sus instalaciones y, sobre todo, en formación.

Eloy Pérez, junto a una portería de la Ciudad Deportiva



¿Cómo se proyecta el Espanyol más allá de Catalunya?

El Espanyol, históricamente, ha sido un club muy familiar, a veces entendido como un factor diferencial positivo y a veces interpretado de manera peyorativa. En el pasado fue así, pero el fútbol se ha globalizado y el Espanyol tiene que reivindicar su valor como entidad formadora e histórica del deporte español. Nosotros tenemos que hacernos visibles en todo el mundo. Cuando yo jugaba no podía imaginar que un día de 2016 viajaría a Argelia para inaugurar una academia del Espanyol. Eso parecía inviable. Hoy tenemos una academia en Argelia con más de 300 niños y también tenemos escuelas en los Emiratos Árabes, en Japón, en Estados Unidos, y proyectos de abrir más centros en otros países. Esta expansión del Espanyol, para mí, es un orgullo y una obligación.

¿La marca Barcelona puede ayudar al Espanyol en su expansión global?

Por supuesto. La marca del Espanyol va unida a la marca Barcelona. De la misma manera que el Espanyol es un referente en la formación de deportistas y jóvenes futbolistas, Barcelona es una gran potencia turística mundial y un referente en el mundo de los negocios, de la educación, etcétera. Espanyol y Barcelona siempre van unidos y son dos marcas indisociables.

"Cuando yo jugaba, no podía imaginarme que en 2016 viajaría a Argelia para inaugurar una Academia del Espanyol"

¿Cuáles deben ser los grandes retos de futuro del Espanyol, ahora que parece haberse estabilizado económicamente?

Debemos consolidarnos como club referente en Barcelona y Catalunya, potenciar la formación y me encantaría ver un primer equipo formado con una mayoría de futbolistas formados en nuestras categorías inferiores. Con Chen Yansheng y el grupo Rastar tenemos una estabilidad económica que nos faltó durante muchos años y que nos permite trabajar con tranquilidad, a medio y largo plazo. Con urgencias era mucho más difícil obtener buenos resultados.

¿Qué acciones solidarias ha hecho con el Espanyol?

En un viaje personal, con la ayuda del club, llevamos material deportivo, camisetas y balones, a Etiopía, uno de los muchos países donde los niños juegan al fútbol descalzos. El próximo verano ayudaremos a los niños de la India. Las sociedades occidentales nos hemos vuelto muy materialistas y, a veces, carecemos de valores personales. Cuando visitas los países menos favorecidos, aprendes a relativizar las cosas y priorizas otros valores. Es mucho más gratificante pasar una semana en Etiopía, por ejemplo, que en Las Vegas.

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