El abandono del Teatre Arnau empieza a llegar al final. O eso, al menos, parece. El Ayuntamiento de Barcelona, titular del edificio, ha anunciado este miércoles la rehabilitación del espacio escénico, clausurado desde hace 18 años, pero lo hace sin un presupuesto cerrado, lo que pone un interrogante sobre los costes de la reforma, que se pueden disparar. El teatro se cae a trozos y lleva apuntalado varios años.

Tampoco ha quedado muy claro cuándo se iniciarán las obras y cuándo acabarán. En la nota de prensa municipal se dice que se iniciarán durante el primer semestre del 2019, pero la regidora de Ciutat Vella, Gala Pin, ha puntualizado que los trabajos empezarían a lo largo de uno de los dos semestres del próximo año. El proyecto todavía se podría prorrogar más si se encuentran en el subsuelo restos de la muralla medieval. La idea es que a lo largo del 2018 se redacte el proyecto ejecutivo, que pivotará sobre tres ejes: artes escénicas, memoria histórica y usos comunitarios.

En octubre de 2016, el gobierno de Ada Colau anunció que debía derribar el Arnau por deficiencias estructurales y que si se quería reabrir el teatro se tenía que construir un nuevo edificio. Posteriormente, en febrero del 2017, el consistorio rectificó y dijo que el proyecto del equipamiento del Paral·lel, se podría encarar sin necesidad de tirar al suelo todo el inmueble. El cambio de opinión se debió a la existencia de nuevos estudios que aseguraban que se pondrían salvar partes de gran valor patrimonial. Hace un año se cifró en unos nueve millones los costes y las obras debían empezar a finales del 2018 o principios del 2019. Ahora no se ha concretado ni el presupuesto ni el calendario. 

ÚLTIMO TEATRO DE BARRACA

El consistorio convocó un concurso para elegir el proyecto ganador. Se presentaron 22 propuestas, de las que se seleccionaron 10. Finalmente, la iniciativa ganadora es la que el firma el despacho H Arquitectes. El proyecto prevé la preservación del inmueble porque se trata de un legado de interés histórico, ya que es el último "teatro de barraca de Barcelona", según el arquitecto Roger Tudó. Eran estructuras sencillas, parecidas a un edificio industrial, a las que por dentro se dotaba de un escenario teatral. En la ciudad, este tipo de espacios se construyeron a principios del siglo XX sobre todo en el Paral·lel.

Entre los elementos que se preservaran del viejo edificio figuran la fachada, la boca del escenario, la forma de herradura de la sala, la barandilla del anfiteatro "y toda la estructura de madera", añade Tudó. El nuevo Arnau dispondrá de una planta subterránea, otra de semisubterránea, una planta baja y dos pisos superiores que darán cabida al programa funcional que salió del proceso participativo con entidades del tejido cultural y vecinal de los barrios del Poble-sec, Raval y Sant Antoni.

La reforma comportará desnudar el esqueleto del antiguo teatro, sanear la madera, añadir los conectores metálicos y los refuerzos de madera y poner el hormigón necesario para garantizar la estructura. La idea es recuperar la fachada original y crear en el interior dos espacios, teatro y ateneo. En uno de los laterales se incorporará una puerta de acceso al ateneo, que tendrá unos usos polivalentes. También está previsto habilitar un pasaje que conectará la calle de Nou de la Rambla con el ateneo.  

El Salón Arnau, a principios del siglo XX / ARCHIVO HISTÓRICO DE BCN



El teatro tendrá un espacio escénico multidisciplinar para albergar música, teatro, circo y danza con una capacidad de algo más de 200 butacas. También se plantea que sea un equipamiento para recuperar la memoria, no sólo porque se preservará buena parte del antiguo edificio, sino porque acogerá actividades sobre memoria histórica del Paral·lel, del teatro popular y de los barrios del entorno, y un espacio participativo y comunitario abierto a las entidades de la zona.

En 2018, mientras arranca el proyecto arquitectónico, se pondrá en marcha el Arnau itinerante, un proyecto que ha de permitir desarrollar actividades que acogerá el Arnau en distintos espacios de la ciudad. Esta propuesta se llevará a cabo hasta la finalización de las obras.

DESDE 1894

El Salón Arnau abrió en 1894. El éxito de las representaciones hizo que en 1903 se construyese un edificio de obra vista en el que se representaba pantomimas y zarzuelas. Dos de las artistas que se dieron a conocer en el Arnau fueron La Bella Dorita y Raquel Meller. En 1915, el espacio se rebautizó como Teatro Folies Bergère. Y en los años 30 alternó el cine con espectáculos de variedades. En 1982, el empresario Pepe Buira lo recuperó como teatro de music-hall, variedades y revista. 

A lo largo de su historia actuaron en el Arnau, entre otras, Lita Claver La Maña, Rosa Valenty, Esperanza Roy, Silvia Marsó y Àngels Gonyalons. En los años 90, antes del cierre de la sala, se representaron Ésto no es Broadway (Ángel Pavlovsky), The Rocky Horror Show, Blues en la nit y Chicago, entre otros espectáculos.

MUNICIPAL DESDE 2011

El Arnau es de titularidad municipal desde 2011. En febrero de ese año, el entonces alcalde socialista Jordi Hereu anunció la compra del teatro por unos dos millones de euros en un acto de las primarias del PSC. Poco después, Hereu perdió las elecciones, y durante el mandato de Xavier Trias, el teatro estuvo totalmente abandonado, con una alguna acción puntual para garantizar la seguridad. El teatro incluso ha llegado a estar okupado.

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