¿Qué mejor manera de disfrutar del fin de semana que haciendo un vermut con amigos? Esta costumbre tan nuestra, que en los últimos años ha ganado aún más adeptos, puede ponerse en práctica en multitud de establecimientos especializados de Barcelona. ¿Cuáles? Nos vamos de ruta de vermuteo y os explicamos cuáles son las especialidades de cada uno.
EL SENYOR VERMUT
El señor del vermut, sí, pero para nosotros más bien el rey del vermut. Jordi Miralles, que abrió su local en el Eixample hace unos cinco años, nos ha robado el corazón tanto por su encanto y sabiduría en la materia (preguntadle lo que queráis sobre el tema y os soltará una tesis al respecto), como por las bravas que acompañan su vermut. Auténticas, aceitosas, recubiertas de una salsa casera y picantonas: son, simplemente, perfectas. Casi tanto como la bomba que elaboran con una receta secreta de la casa. Pero, además de estos dos ‘must’, este local cuenta con una amplísima carta de tapas, a cuál más rica, que nos invitará a quedarnos horas y horas allí. Lo único complicado será conseguir mesa en fin de semana.
BODEGA 1900
Este establecimiento con interiorismo que recuerda una taberna de vermut vintage prometía desde sus inicios. No podía ser menos porque se trata de la tradición vermutera vista e interpretada por los hermanos Adrià a precio popular. La copa se llena con su propio vermut, La Cala, y se degusta con patatas chips, conservas marineras (ojo con los boquerones), embutidos y quesos, olivas (esferificadas) y tapas tradicionales y vanguardistas (guisos, cocina al carbón, y un gran olé por su ensalada de tomate y croquetas). Pero lo más de lo más es su minibocadillo de calamar; seguro que repetiréis.
QUIM & QUIMET
Una bodega familiar (cuatro generaciones llevan sucediéndose tras la barra) con más de 100 años de historia en el barrio del Poble Sec, que hoy está conociendo una segunda juventud gracias al tirón del vermut. Tienen cerveza propia, una amplísima carta de vinos y un vermut de grifo de vicio. Para picar destaca una gran variedad de montaditos (de foie, de salmón, de puerro, de piquillo y caviar, de erizo con boquerones, de chipirón con cebolla…), tablas de queso y conservas.
QUIMET D'HORTA
Un local de visita obligatoria si queréis viajar en el tiempo y trasladarse a aquella época donde el bar de la plaza tenía un importante papel en la vida social del barrio. Esta misma aura que se siente cuando nos acomodamos en una mesa de su magnífica terraza o en un sitio en la barra de este establecimiento centenario cuyas paredes están recubiertas de una infinita colección de botellines. Aquí podréis hincar el diente a sus exquisitas tortillas (nos tiene enamorados la de ajos tiernos y queso aunque hay más de 37 recetas diferentes), a un maravilloso bikini de sobrasada con queso, a un brioche relleno de anchoas de l’Escala o a unos de sus más de 85 bocatas con pan de chapata como el de butifarra de Solsona y el de lomo con queso y pimiento.
Quimet d'Horta. Plaça d' Eivissa, 10.
MORRO FI
La susodicha tradición gourmet ha calado muy hondo entre los hípsters de la ciudad. Y para esta tribu urbana, el templo del vermut es sin duda Morro Fi (con locales en el Eixample, L'Illa Diagonal y Sant Gervasi -bajo los nombres de Mitja Vida y Dalt De Tot-). Tienen vermut propio y cañas bien tiradas que sirven con los aperitivos estrella de la casa: olivas rellenas, boquerones, anchoas, berberechos y patatas chips, entre otras delicatesen. Un local muy modernito y ‘friendly’ donde la celebración de la hora del vermut es casi una auténtica religión.
BAR CALDERS
Sant Antoni, barrio frecuentado por los más modernos de la ciudad, también se ha rendido a la tradición del vermut. Y el Bar Calders es uno de sus máximos exponentes. Entre un decorado a base de coloridos hules mexicanos y botellas de sifón dispuestas en las mesas, o en la solicitada terraza, podréis elegir entre uno de sus cuatros vermuts caseros que maridan de maravilla con sus chips regordetas y salseadas, y olivas. Si queréis llevar la experiencia más allá, os podréis poner finos con las tapas de la casa. Algunas tradicionales y otras que miran a la cocina más internacional: hummus de garbanzos casero, pizza de cebolla confitada, pera y gorgonzola, bocadillo de queso de cabra y tomates secos, guacamole, mejillones en escabeche, escalivada y brandada de bacalao... por solo citar algunas de las opciones de la carta.
Bar Calders C/ del Parlament, 25.