El Barça ya está en cuartos de final de la Champions. El equipo de Ernesto Valverde derrotó al Chelsea por un contundente 3-0 que finiquitó muchos fantasmas del pasado. El temprano gol de Messi (minuto 3) se cargó la pizarra de Conte. Dembélé y otra vez Messi sentenciaron al conjunto londinense en una cita mucho más plácida de lo previsto. Estas son las cinco claves del partido:

  1. Planteamiento ambicioso: Valverde fue atrevido en una cita muy exigente. Alineó a Iniesta, recuperado de sus molestias musculares, y a Dembélé. La mejor fórmula para penalizar el buen dispositivo defensivo del Chelsea pasaba por jugar con los mejores. El temprano gol de Messi solucionó muchos problemas y premió la mentalidad ganadora del equipo. El Barça golpeó pronto y se ahorró muchos sufrimientos.

  2. Messi, estelar: El crack argentino firmó otro partido antológico. El argentino marcó dos goles, uno con la pierna derecha a los tres minutos, y otro con la izquierda, en la segunda parte. También asistió a Dembélé en el segundo gol azulgrana, que se fabricó el delantero azulgrana tras robarle el balón a su amigo Cesc Fàbregas. Es, sin duda, el futbolista más desequilibrante del mundo. El mejor de la historia por su amplio repertorio de soluciones y destellos de clase.

  3. Dembélé se crece: El futbolista francés se entona. Es una flecha por la banda derecha y, poco a poco, asume los automatismos del Barça. Marcó un bonito gol y abortó un remate de Marcos Alonso, posiblemente el mejor jugador del Chelsea, cuando más apretaba el cuadro inglés. Cada día más suelto en ataque, deberá aplicarse más en defensa.

  4. Cambios muy inteligentes: Valverde es un entrenador que lee perfectamente los partidos. Sustituyó a Iniesta para evitar una nueva sobrecarga, sentó a Sergio Busquets, con problemas musculares, y prescindió de Dembélé cuando el Chelsea se prodigaba por la banda izquierda. Paulinho, André Gomes y Aleix Vidal aportaron equilibrio cuando el partido se aceleró.

  5. Ovación para André Gomes: El centrocampista portugués regresó al Camp Nou tras confesar sus sufrimientos y pesadillas desde que fichó por el Barça. La afición azulgrana premió su sinceridad con muchos aplausos. Jugó por la banda izquierda y se multiplicó para cerrar espacios a un Chelsea inoperante con el balón.

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