Esta semana, el Hospital Clínic de Barcelona estrena una nueva máquina de resonancia magnética de última generación. Un equipamiento creado por General Electric que ha aportado la Fundació Daniel Bravo a este centro sanitario convirtiéndolo en un referente de la salud pública catalana para la imagen cardiovascular.
La nueva máquina aminora el tiempo de la resonancia que pasará de ser de una hora y media a unos cuarenta o treinta minutos. De este modo, el hospital triplicará el número de resonancias cardiovasculares, que prevé pasar de las 700 actuales a unas 2.500 en 2019. Así “reduciremos la lista de espera que ronda las 400 personas”, según ha explicado la doctora Marta Sitges, directora del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínic.
EQUIPO MULTIDISCIPLINAR ÚNICO EN EL ESTADO
Por otro lado, el doctor Lluís Donoso, director del centro de diagnóstico de la imagen, ha destacado el equipo multidisciplinar que se dedica a poner en marcha la máquina: “radiólogos, cardiólogos, bioingenieros y técnicos trabajan en paralelo para cada prueba. Ahora podemos atender hasta diez pacientes al día. Antes, a tres personas como mucho”. El trabajo con un equipo de la casa "es único en el Estado", según la doctora Sitges. "Previamente, hemos formado a un grupo de profesionales para el uso de esta máquina y seguimos formando a otros profesionales del hospital", ha afirmado Donoso.
MAYOR EFICACIA, MENOS TIEMPO DE ESPERA
La doctora Sitges ha asegurado que la lista de espera actual para hacerse una resonancia magnética ronda los diez meses y con la tecnología punta de esta nueva máquina, esperan reducirla a tres.
Por ahora, la máquina se ha probado en voluntarios desde el mes de septiembre. Carina Durán es una de las voluntarias que se ha sometido a la prueba de imagen. “Dentro tuve movilidad y la temperatura en tolerable. La prueba duró unos cuarenta y cinco minutos. Gracias a los auriculares, se me pasó rápido. Casi me duermo”, cuenta.
GAFAS PARA VER IMÁGENES DE ENTRETENIMIENTO EN 3D
Además de la función sanitaria de la nueva máquina, el equipo técnico coloca unas gafas al paciente el cual podrá ver imágenes en 3D mientras está dentro del tubo. “Un método que sirve para distraer al paciente mientras permanece a oscuras dentro de la máquina”, ha explicado Donoso.
SIN RIESGO DE RADIACIÓN
La nueva máquina no funciona con rayos X, por lo que el riesgo de padecer radiación no es comparable con otras pruebas de captación de imagen. Según las indicaciones médicas, las
personas que viven con un marcapasos en su corazón no pueden realizarse la prueba. Tampoco está permitido introducirse en el tubo de 70 centímetros de anchura con objetos metálicos y todos los pacientes entran a la máquina con un timbre en mano para avisar al personal en el momento que se agobie o se note incómodo.