Una de las primeras medidas que tomó Ada Colau como alcaldesa de Barcelona fue la de retirar la candidatura de la ciudad a albergar los Juegos Olímpicos (JJOO) de invierno de 2026. No lo consideraba prioritario para la ciudad, fue el argumento. Eso no ha impedido que el sueño olímpico siga vigente, eso sí, con cuatro años de demora. La Generalitat ha recogido el testigo del Ayuntamiento y es la institución que empuja el proyecto.
Esta madrugada -por la tarde en Argentina-, el Comité Olímpico Internacional (COI) ha dado su visto bueno a la candidatura de los JJOO de Invierno Pirineos-Barcelona en 2030. Este es el primer paso para ahora preparar el proyecto, todavía en fase embrionaria.
En una reunión en Buenos Aires, los responsables del COI han avalado la candidatura de Barcelona, basándose en un informe de un consultor del propio COI, Gilbert Felli, que en septiembre pasó tres días en Catalunya analizando los detalles.
JJOO POSTCRISIS
Tras la crisis económica mundial, una de las obsesiones del COI es que los JJOO no supongan un gran gasto para las ciudades organizadoras y por ello apuesta por candidaturas que ya disponen de las infraestructuras necesarias. Ese ha sido uno de los puntos fuertes de Pirineos-Barcelona, según Felli, que fue el director ejecutivo de los JJOO de Barcelona 92.
En la reunión han estado presentes el vicepresidente primero del COI, Juan Antonio Samaranch (hijo), quien ha destacado como “muy positivo” el análisis de Felli; Alejandro Blanco, presidente del COE, y Gerard Figuera, secretario general de deportes de la Generalitat.
Ahora, la Generalitat cuenta con tres meses para preparar un dossier técnico que sirva como base para la candidatura, que según Figuera apostará por aprovechar las infraestructuras ya existentes adaptándolas a los requisitos de las diferentes disciplinas.