La gastronomía cajún ha desembarcado en Barcelona de la mano del cocinero argentino Nico Circo al frente del restaurante DooBop, que sintetiza el crisol cultural del sur de Estados Unidos.
DooBop se encuentra en el extremo del Poblenou, cerca del Parque de la Ciutadella bajo un concepto informal en el que el frito es la estrella indiscutible, "el buen frito", repone Circo, que advierte que utiliza "aceite de alta calidad limpio, a una temperatura controlada para conseguir la mínima absorción de aceite y materia prima de excelentísima calidad".
El Po-Boy Sandwich, el Pollo frito estilo Cajún, los Waffles con pollo frito, sirope de arce y jalapeños, nuggets de mejillones o los tacos de gamba frita son algunos de los platos principales que el chef propone en DooBop, "un homenaje a la cultura negra de Nueva Orleans y Louisiana".
De hecho, anota Circo, el restaurante toma el nombre del último álbum que el gran jazzman Miles Davis grabó en 1992.
Sin embargo, el restaurante bebe también de la tradición culinaria del vecino México y del barrio vietnamita de Nueva Orleans.
Al contrario de lo que sucede habitualmente, el cocinero argentino concede importancia a los acompañamientos, con protagonistas como las patatas fritas, los patacones, el cornbread o pan de maíz con mantequilla de chile, la coleslaw, la mazorca de maíz o la ensalada verde vietnamita.
El restaurante asegura que su carta es absolutamente libre de gluten, ya que usan harinas de arroz y maíz.
Nacido en Argentina hace 40 años y diplomado en ciencias gastronómicas en la escuela Gato Dumas de Buenos Aires, Nico Circo ha sido responsable de las cartas de restaurantes como Federal (en el barrio barcelonés de Sant Antoni), en Tarannà o en el ya desaparecido Tonka.
En DooBop, presenta platos que las grandes cadenas de restauración de comida rápida habían introducido y pervertido, e intenta darles una nueva perspectiva y el lugar que se merecen, porque, como dice el propio chef, "comer rico hace bien".
El pollo, la estrella de la casa, pasa por dos momentos, en su elaboración: el muslo y la pata, deshuesados, se maceran durante una semana en buttermilk (suero de leche) casero con salsa Lousiana para romper la fibra, lo que "aporta sabor y mantiene la jugosidad de la pieza", mientras que la pata y las alitas, conservando el hueso, se hierven durante una hora en un caldo especiado según la receta cajún, se conservan en buttermilk y por último, se rebozan y fríen al momento con un doble empanado sin huevo.
En su pequeña cocina el restaurante elabora también postres como el pecan pie, el brownie con helado de vainilla (con cobertura de toffee y cacahuete tostado) o el cheesecake al estilo Nueva York.