El yoga se sofistica en Barcelona. La moda que nació en Estados Unidos hace unos años llega ahora a la ciudad. Sí, miau, miau. El yoga con gatos es ya una realidad y se puede practicar en espacios como Cat House (en el Born) donde reside la Suara Foundation. A caballo entre sello discográfico de música electrónica y línea de ropa sostenible, invierte sus beneficios en mimar y rescatar gatitos callejeros. De este modo, actúa como cupido entre los felinos y sus futuras familias adoptivas.
Tras su éxito como espacio de encuentro, han dado un paso más y han impulsado sesiones de yoga con gatos, que se convierten casi en terapias. “Estuvimos un tiempo pensando en la mejor forma de hacerlo y realizar una experiencia completa que incluyese yoga, meditación y pasar un tiempo con los gatos de la fundación mientras disfrutas de un té relajadamente”, cuenta uno de creadores, Marc Torralba, a Metrópoli Abierta, coincidiendo con el Día Internacional del Yoga.
LOS GRANDES BENEFICIOS DEL YOGA
Los beneficios del yoga son múltiples: favorece a estar presente y tomar conciencia corporal, además contribuye a calmar la mente, disminuir el estrés, equilibrar la tensión y la ansiedad. “¡No es casual que esta disciplina se haya unido de forma natural a los gatos!”, incide Torralba.
Tal como detalla, los felinos ayudan a conectar con uno mismo y con el instinto innato. De hecho, una de las posturas hace referencia al gato: arquear la espalda en posición cuadrúpeda mejora la flexibilidad, la digestión, la circulación, y tonifica los abdominales.
¿Cómo reaccionan los animales ante la presencia de los yoguis? “Al principio, se van relajando aunque siempre hay algunos que vienen a observar o a interactuar, ya sea rozando su cuerpo con algún participante o tumbándose cerca”, comenta. Pero el mejor momento llega con la meditación final. “Los gatos perciben la energía de tranquilidad y muchos se animan a subirse encima o a apoyar su cuerpo con el de los presentes”, desvela.
ESTRECHAR LOS VÍNCULOS CON LOS GATITOS
Antes de empezar cada sesión presentan a los gatitos y, al finalizar –después de una hora y media–, los asistentes comentan la jugada y disfrutan de la presencia gatuna durante un rato más. Torralba subraya que en ningún caso hace falta ser un yogui experto, “solo tener ganas de vivir un momento divertido”.
Los primeros sábados de cada mes realizan la modalidad Hatha Vinyasa mientras que los terceros del mes profundizan en el Swasthya Yoga. El precio es de 15 euros y todos los beneficios se destina a la labor de la fundación: en otras palabras, ayudar a gatos callejeros. Para vivir esta experiencia solo hay que llevar ropa cómoda y la mente abierta. Después de esto, ¡listos para ronronear!