Los toboganes gigantes con los que cuenta la ciudad de Barcelona han convertido a la capital catalana en un paraíso para los más pequeños. Pese a que los más conocidos son los que se encuentran próximos al centro comercial de Diagonal Mar, la realidad es que existen diferentes opciones repartidas a lo largo de toda la ciudad.

A continuación realizamos un recorrido en busca de las mejores opciones para pasar una tarde de diversión rodeados de los más pequeños de la casa. 

MONTJUÏC

En Montjuïc se concentra una de las ofertas más amplias para satisfacer las necesidades lúdicas de los niños, especialmente como consecuencia de la presencia de los diferentes parques y entornos naturales. Sin embargo, destaca por encima del resto la figura de sus toboganes gigantes.

Situados en carrer dels Tarongers, asume todo el protagonismo la presencia de dos toboganes de gran tamaño repletos de diversión. Y lo más importante: son completamente seguros para su uso y disfrute. 

TIBIDABO

Además del parque de atracciones que se encuentra en el Tibidabo, también existe otro recinto completamente gratuito que cuenta con diferentes atracciones y zonas infantiles especialmente pensadas para que los niños puedan jugar en condiciones de completa seguridad.

Entre ellos se encuentran los toboganes gigantes, un espacio que cuenta con diferentes zonas para merendar y diversos juegos con los que encandilar a sus visitantes. Gracias al entorno natural que los envuelve, es la ocasión perfecta para que los niños aprendan todo acerca de la naturaleza que los rodea mientras pasan una jornada que se volverá inolvidable. 

DIAGONAL MAR

El parque de Diagonal Mar es el más conocido de la ciudad de Barcelona en lo que hace referencia a las diferentes actividades que reserva para los más pequeños. Se encuentra situado en la zona del Fòrum y sus toboganes son su atractivo más conocido, gracias especialmente a que cuenta con opciones para todos los niveles, dependiendo de la edad de los niños. 

Por el material con el que están hechos, es recomendable utilizar cartones para que los niños se tiren apoyados en ellos. De lo contrario, en determinados tramos pueden no resbalar demasiado. 

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