Entre el hardcore y el reggaetón. Virgen María –hija de la galardonada actriz Verónica Forqué– aparece sobre el escenario desnuda y con las manos en plegaria. “I’m here to bless you”, indica al comienzo de su espectáculo. El público la ve brillar bajo un halo de luz, con su larga melena y la mesa de mezclas. Esta provocadora escena –con gemidos de fondo– contrasta con su angelical puesta en escena. Una de sus últimas bacanales techno tuvo lugar en la sala Razzmatazz de Barcelona el pasado fin de semana, aunque viaja allá donde le surge una oportunidad para predicar el mensaje de la religión contemporánea discotequera.
“La vergüenza de la desnudez convierte nuestro cuerpo en pecado cuando es tan puro como toda la naturaleza”, cuenta a Metrópoli Abierta. “Hay que abrazar nuestra forma original, nuestro vestido original, el templo del alma”, valora sobre su particular apuesta: despojada de ropa.
"BENDECIR EL SEXO CON LA MÚSICA"
Su intensa música –propia de pogos en raves al aire libre– ha sido bautizada con nombres tan espirituales y armoniosos como Om, Yoga o Love. “Todos somos uno y hay que bendecir el sexo a través de la música de la manera más metafísica posible”, considera. Así, con el objetivo de despertar sensaciones en el espectador, mezcla diferentes subgéneros musicales como método de experimentación. “En la unión está el futuro”, subraya.
Su éxito se puede medir también en redes sociales como Instagram, donde congrega a 69.000 seguidores. Ojo con el número, por cierto. Ha formado parte de festivales como el Sónar y ha colaborado con artistas como Filip Custic, que ha diseñado también las imágenes del reputado El mal querer de Rosalía. Entre sus referentes se encuentra –como no podía ser de otra manera– la performancer por antonomasia Marina Abramovic.
VÍCTIMA DE LA CENSURA EN INSTAGRAM
De hecho, María Forqué también hizo sus pinitos como pintora y actriz, poniendo el acento en la performance como forma de expresión predilecta. Sin embargo, las redes sociales –y su restrictiva política– se cargaron su cuenta. Poco después, regresó bajo un nuevo alias –Virgen María– y desafió los límites de la censura con imágenes insinuantes. En ella muestra sus creaciones digitales más surrealistas y su pasión por el pole dance.
Las redes, según su perspectiva, son una buena oportunidad para remover conciencias. Por eso, involucrada en el movimiento animalista, trata de sensibilizar sobre el maltrato que sufren muchos de ellos “por nuestro capricho”. “Llevo mi amor por los animales en mi energía a cualquier lugar”, dice la diosa del brilli brilli.
El proyecto de Virgen María –una misa no apta para los iconoclastas musicales– se reivindica como una fiesta libre de estereotipos, llena de empoderamiento y con vocación de ahondar en la esencia más salvaje que llevamos dentro. Todo ello marinado con sonidos ensordecedores y un móvil para captar el subidón estético que presencian los que la veneran desde la pista. Clic.