Tras un largo día los asistentes de la Suco Session se reúnen en el espigón de Bac de Roda a las siete de la tarde. Transmiten buenas vibraciones, se saludan entre ellos -algunos son primerizos, pero otros ya se consideran veteranos en esta actividad-. Toman chupitos energizantes de jengibre que les ponen a tono, y se colocan potentes auriculares capaces de aislar a cualquiera con su música.

Jamie Beron, el gurú de esta experiencia inmersiva, ordena a los asistentes que se coloquen unos junto con otros, dejando un espacio de rigor para no chocarse entre ellos. Al ritmo suave y constante de la música electrónica pide a sus temporales alumnos que descarguen sus energías destensando los hombros y agitando las extremidades. 

MOTIVACIÓN ELECTRÓNICA CON EL ATARDECER DE FONDO

La música va aumentando progresivamente su intensidad y Beron pronuncia estas palabras: "Eres fuerte, saca tu yo interior, cree en la energía que tienes dentro". Los participantes entran en un estado paralelo a la realidad y, casi de una forma hipnótica y espontánea, comienzan a bailar y a disfrutar de la sesión. Cuando la canción llega al clímax, el conductor de la actividad anima a sus alumnos a saltar, volverse locos, desinhibirse y dejarse llevar por el poder de los movimientos: "Baila, grita, aúlla. Es tu momento, nadie te juzga", incentiva el sudafricano. 

Muchos de los asistentes actúan, danzan, saltan y se mueven sin siquiera abrir los ojos, otros se permiten el gran lujo de observar a sus compañeros y disfrutar de una realidad auténtica. De mientras atardece en la playa de la Mar Bella y el cielo se torna de un color anaranjado que se funde con los edificios. 

CONEXIONES ESPECIALES

Jamie vuelve a interactuar con los participantes: "Escoge a alguien, mírale a los ojos y transmítele tu fuerza. Háblale con la mirada". Cada uno elige a una persona, conectan y se comunican lo que sienten. Los ojos vidriosos, las sonrisas sin conjeturas y las carcajadas espontáneas son la estampa que en este momento detecta un runner que llega hasta el final del espigón, y que alucina sin comprender a que se debe tan buen rollo. 

De repente el ritmo de la música va aflojando, y sin necesidad de que el guía diga nada, las personas que participan en la actividad vuelven a su postura inicial. Todo fluye, el ambiente es diferente al del principio -- mucho más relajado y optimista--, por eso el impulsor de la "práctica de la felicidad" sonríe al observar lo que ha conseguido. Pide que hagan junto a él unos estiramientos, y cómo autómatas, los asistentes recrean una coreografía perfecta compuesta por posturas de tai chi y movimientos suaves. 

UN GUÍA ESPIRITUAL MODERNO

El conductor de la sesión aprovecha el momento zen que experimentan sus discípulos para volverles a pedir que se junten en parejas. En esta ocasión no transmiten la excitación del momento, sino que entre ellos brota sinceridad, compenetración y sentimientos. Con fuertes abrazos, contacto corporal y respiraciones profundas finaliza la clase. 

Jamie Beron agradece a los asistentes su implicación en la actividad. Tal como argumenta a BMagazine "es muy especial la energía que se siente cuando las personas vienen a las sesiones por iniciativa propia. Me emociona ser quien les abra la puerta a si mismos y verlos conectar del todo con la experiencia".

Este joven sudafricano lleva años disfrutando de la meditación en todas sus variantes, pero hubo una experiencia que le hizo ver el filón que podía tener en Europa: "Empecé en las terrazas de Johannesburgo donde solo pretendía que la gente se moviera, bailara y desconectara. Estos eventos se volvieron virales. La personas venían antes del trabajo para empezar el día de la mejor manera y con el máximo de energía. Eso es algo que todavía no ocurre en Barcelona, por eso supe que tenía que traer algo similar". 

SESIONES DE ALEGRÍA EN LA MEJOR UBICACIÓN

Durante sus sesiones suena la mejor música electrónica: "Creo que es el género ideal. Su ritmo hace fluir la conexión con los movimientos y con las personas". Aunque viaja por todo el mundo para mostrar su técnica y hacer que las personas experimenten esta práctica, cada mes realiza una sesión abierta en el litoral de la ciudad condal. Beron asegura haberse enamorado por completo de la capital catalana: "Barcelona es preciosa, el clima es fantástico y la gente está llena de vida. Hacer estas sesiones en un lugar tan bonito como el espigón de Bac de Roda es increíble". 

Sin duda las Suco Sessions son experiencias diferentes y alejadas a todas las actividades que se practican actualmente en Barcelona. Más que una sesión de meditación se podría definir como un pequeño espacio de tiempo en el que la cabeza se aleja de las preocupaciones y entra en un estado de éxtasis conducido por la mejor banda sonora. 

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