Varias plataformas ciudadanas y sindicales organizarán en las próximas semanas una campaña bajo los lemas Mantenim la T-10 y Stop Pujades Transport para pedir al Ayuntamiento de Barcelona que mantenga la tarjeta T-10. Lo cierto es que su desaparición y la implantación de otras como la T-Casual o la T-Usual, que abarata el precio del billete pero obliga a viajar más en menos tiempo, no beneficia a muchos ciudadanos. “Los nuevos tipos de contrato y la precariedad laboral juegan en contra de los trabajadores”, explican a Metrópoli Abierta fuentes de la CGT, uno de los sindicatos involucrados en la campaña.

Lo cierto es que este sindicato se reunió el pasado jueves con Álvaro Nicolás, asesor de la concejala de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad y segunda teniente de alcalde, Janet Sanz. “Le expusimos nuestra preocupación y le pedimos el mantenimiento de los precios de la T-10, pero nos dijo que tras la bajada de la T-Jove y la implantación del abono mensual de la T-Usual, no hay margen para más. Nos respondió que con el ahorro más barato de la mensual, el Ayuntamiento ya no tiene presupuesto para congelar tarifas”.

La realidad que exponen las entidades cívicas es sencilla: la T-10 es una tarjeta con 10 viajes que puede ser utilizada por varias personas y durante un tiempo ilimitado. Su eliminación da paso a otra tarjeta que es unipersonal (es decir, sólo puede ser utilizada por una persona) y que ha de ser utilizada durante un periodo muy concreto.

NUEVOS TIPOS DE CONTRATOS

Pero los nuevos tipos de empleo juegan en contra de esta modalidad. “Ahora, hay muchos contratos que se hacen vía ETT. Algunos son de días concretos o incluso de horas y el resto del tiempo no has de utilizar la tarjeta. Otros contratos son de fin de semana, por lo que durante el resto de la semana, el ciudadano tampoco la ha de usar. Este tipo de empleo, basado en la precariedad, hace que mucha gente no necesite realizar dos viajes diarios para ir a trabajar. Y, en ese caso, pagar 40 euros por una tarjeta es una barbaridad”, explican las fuentes. Por si fuera poco, la T-Familiar, que nació para compensar un poco a las familias numerosas, “sale más cara que la actual T-10, ya que los 8 viajes cuestan 10 euros”.

La CGT pidió a los responsables municipales “el mantenimiento de las tarifas de la T-10. Durante los últimos años, sus precios han estado congelados o casi congelados y nosotros, como sindicato, y viendo cómo va el mundo laboral, vemos que la situación no ha mejorado como para encarecer el transporte público”.

'ESTO ES EL INICIO”

Un portavoz de la CGT señaló a este diario que el mismo día 19 se realizó una concentración por el mantenimiento de la tarjeta más popular. “Esto es sólo el inicio. En estos momentos, estamos valorando cómo continuaremos con el tema. La intención es realizar una campaña para presionar al Ayuntamiento y ya hemos realizado los primeros contactos con otras plataformas y organizaciones ciudadanos para ello”, subraya la fuente. Y aclara: “Nos dirigimos al Ayuntamiento de Barcelona porque es el que tiene más peso dentro de la Autoridad Metropolitana del Transporte, que es el organismo de quien dependen las tarifas. Y como administración más cercana, es quien ha de recibir las quejas de los ciudadanos”.

Un comunicado hecho público por el sindicato critica los cambios en el sistema tarifario y enfatiza que “todo parece una política de fomento del vehículo privado y un nuevo ataque a las clases más precarias de la ciudad”. También destaca que los usuarios de la T-Usual, que es el nuevo abono mensual, no compensa a los trabajadores que han de hacer menos de 30 viajes al mes, por lo que, además de tener salarios muy bajos, estarán perdiendo dinero con este tipo de tarjetas.

Por tanto, el sindicato exige que el consistorio barcelonés reconozca “la diversidad de horarios laborales de mucha gente que no trabaja de lunes a viernes, que se mantenga la T-10 con el precio que venía teniendo hasta ahora y que se retiren las empresas privadas de la futura T-Movilidad.

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