Esta es la comida marroquí que arrasa en Barcelona

Conocida a nivel internacional por sus sabores picantes y el uso de las especias en la elaboración de todos sus platos, la comida marroquí goza de un magnífico prestigio a nivel internacional, gracias a los diferentes restaurantes que se encargan de proyectar sus cualidades, traspasando todo tipo de fronteras.

En Barcelona son muchos los locales especializados en la preparación de los platos más típicos de dicha gastronomía, entre los que se encuentran el tajine, el cuscús, el pan khubz o la pastilla. Hoy toca emprender un recorrido en busca de los mejores espacios en los que disfrutar al máximo de su característico sabor. 

FÍBULA

La calle Blai es una de las zonas con mayor dinamismo a nivel gastronómico de la ciudad de Barcelona. Entre las diferentes propuestas que destacan en ella se encuentra La Fíbula, un restaurante recomendado para aquellos que disfrutan de los sabores y las texturas más picantes.

Su interior está dividido en un total de tres comedores, con una capacidad máxima de 75 personas. Con el paso de los años, La Fíbula se ha posicionado como uno de los locales preferidos para los amantes de los tajines, uno de los platos más característicos de Marruecos. 

VOLUBILIS

Muy próximo al mercado de Sant Antoni se ubica Volubilis, uno de los espacios más reconocidos de la escena catalana debido a la excelente propuesta que diseña su equipo de cocina. Esta ofrece una selección de platos que actúan como nexo de unión entre la cocina propia de Marruecos y la del Líbano, poniendo a disposición del comensal sabores únicos repletos de personalidad.

Además, los amantes de la sisha y la cachimba están de enhorabuena, pues Volubilis también cuenta con este servicio que refleja a la perfección otra de las costumbres más arraigadas y occidentalizadas de la cultura marroquí.

AL SULTÁN

Al Sultán es otro de los restaurantes más recomendables para empaparse de las virtudes de la cultura culinaria árabe. Todas sus propuestas están elaboradas a partir de las diferentes técnicas artesanales propias de su país de origen. 

Su interior está decorado por completo con motivos propios de la región, ofreciendo a sus comensales un viaje gastronómico de miles de kilómetros sin salir del barrio de Gràcia, más concretamente del carrer de Torrent de l'Olla. Una oportunidad única para disfrutar de uno de los rincones de Barcelona con mayor personalidad.