Chicago, años 20. El gobierno de Estados Unidos promulga la ley seca que prohíbe la venta de alcohol. Las bandas de mafiosos como Al Capone se ponen al frente de este negocio y campan a sus anchas por la ciudad. De esta manera, nacen los clubes clandestinos y el comercio ilegal de bebidas. Unos bares donde se escucha jazz.
Este escenario que en estos días solo es propio de películas, lo recrean distintos locales diseminados por Barcelona. Ya no existe la ley seca, y estas salas o bares ofrecen la oportunidad de escuchar las melodías de jazz, relajantes y bohemias, o de reventar las pistas de baile hasta altas horas de la madrugada con sesiones de DJs que mezclan estos ritmos con los del blues, funk o soul, entre otros.
HARLEM JAZZ CLUB
Ubicado en Comtessa de Sobradiel, 8, en el Gòtic, y abierto en 1987, el Harlem Jazz Club es una de las salas de conciertos más antiguas de Barcelona. Al estar situado en uno de los barrios céntricos de Barcelona, se ha convertido en un punto de encuentro entre turistas y barceloneses, que acuden a escuchar sobre todo sus conciertos de música en directo.
Considerado como un santuario del jazz, en este local también se pueden escuchar otros estilos musicales como la música afro, blues, rock, soul, flamenco, música cubana… La decoración ha variado poco desde su apertura a finales de los años 80. Todavía conserva la vidriera y una puerta que recrea las cabinas de teléfono inglesas. Los cuadros de las paredes evocan a los principales intérpretes de jazz de todas las épocas. Por su pequeño escenario han pasado desde músicos consagrados a aquellos que pisaban uno por primera vez. Como anécdota cabe señalar que Albert Pla escogió el Harlem Jazz Club para volver a tocar y abarrotó el local los días de sus actuaciones.
JAZZ MAN
El Jazz Man es un pequeño club de jazz pero considerado como uno de los locales míticos del Eixample ubicado en la calle Roger de Flor, 238, abrió sus puertas en 1979. Cuenta con dos ambientes diferenciados en los que se puede conversar tranquilamente escuchando de fondo las melodías suaves del jazz.
Si algo define al Jazz Man es la mezcla: por su escenario han desfilado tanto artistas veteranos como nuevos talentos de este estilo de música. El sonido combina el jazz con las notas del blues y del soul y la música en vivo se toca en el altillo del bar, en un espacio rodeado (y casi tocando) de las mesas de los espectadores. Se crea así un ambiente cálido, de cercanía, el cual ha caracterizado desde siempre a este local.
JAMBOREE JAZZ
“Reunión de tribus”. Eso es lo que significa Jamboree, una palabra que da nombre a uno de los locales de jazz más míticos y con más historia de Barcelona. Fue inaugurado a principios de los años 60, cuando el empresario Joan Roselló convirtió el Bar Brindis, ubicado en el número17 de la Plaza Real, en una cava de jazz. Durante esa década, músicos de la talla de Bill Coleman, Kenny Drew, Chet Baker o Ponny Poindexter pasaron por su escenario. Y no solo grandes estrellas del panorama internacional eligieron el Jamboree Jazz para actuar, sino que músicos locales de prestigio como Tete Montoliú eran habituales del local.
A partir del año 2013, el Jamboree Jazz cambia de programación, de la mano de Pere Pons, con la apertura hacia nuevos ciclos específicos: de artistas, instrumentos, géneros o de cine. Incluso se crean dos festivales: el de Bolero y el de San Miguel Jamboree Jazz Club. Así, por esta sala empiezan a pasar artistas de otros géneros, como Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez, Santiago Auserón o Martirio, que se alternan en la escena con glorias del jazz como Lou Donaldson, Lee Konitz, Pat Martino o Ernie Wats.
En la actualidad, el Jamboree Jazz Club mantiene su esencia de ser un espacio de referencia abierto a todas las escuelas posibles de jazz, con una programación que combina las grandes estrellas del jazz nacional e internacional con las jóvenes promesas de este género. Así, se ha convertido en un laboratorio donde los aficionados a este estilo musical centenario pueden estar al tanto de todo lo que ocurre en torno a este tipo de música.