Los hospitales de Barcelona ya están sufriendo en propia carne el desabastecimiento de equipos de protección para sus trabajadores. El Sindicat de Metges, el Sindicat d’Infermeres y la CGT son algunas de las organizaciones que ya han dado la voz de alarma. E incluso ponen el punto de mira en los hospitales de Bellvitge, del Mar y de Sant Pau, a los que señalan como algunos de los centros donde empiezan a escasear los equipos de protección individual.

Esto, en un sector donde los trabajadores suponen uno de los sectores de riesgo más sensibles de la sociedad es una bomba de relojería. En estos momentos, en Cataluña hay ya más de 500 profesionales de la sanidad aislados por haberse contagiado de coronavirus, según reconoce a Metrópoli Abierta un portavoz del Sinticat d’Infermeres. Y el número va en aumento.

Desde el Sindicat de Metges, su secretario general, Josep Maria Puig, advertía este martes que hay Centros de Atención Primaria (CAP) en Barcelona “que no tienen prácticamente material. Lo que falta son mascarillas, pero también batas, guantes y la solución hidroalcohólica”. El Sindicat de Metges ha pedido que a todos los profesionales que están en situación de riesgo se les haga la prueba del coronavirus, pero otra cosa es que haya suficientes tests para todos.

PLANTILLAS MUY JUSTAS

Junto a esta preocupación, hay otra muy real: “Las plantillas ya estaban calculadas para que trabajásemos al 100% en una situación normal. Pero cuando se desborda esta situación, no llegamos”. Poniendo, pues, en riesgo la salud de los profesionales de la sanidad lo que se está haciendo es dejar más debilitada una plantilla “ya de por sí muy escasa por los efectos de los recortes en los últimos años”.

Este sindicato había alertado de que varios hospitales ya sufren con la escasez de material. Y citaba al de Bellvitge, el Arnau de Vilanova (Lleida) o el de Viladecans. Pero el Sindicat d’Infermeras va más allá y apunta directamente al hospital del Mar y al de Sant Pau. En el primero, explica un portavoz a este diario, faltan mascarillas; en el segundo, mascarillas y batas impermeables. “Cuando comenzó la crisis y llegaba un paciente sospechoso de estar contagiado de coronavirus, lo atendíamos con mascarilla de alta protección. En estos momentos, ya sólo utilizamos las mascarillas quirúrgicas porque no hay de las otras. Falta material”, subraya el portavoz en declaraciones a Metrópoli Abierta. Otra fuente sanitaria explica que en algunos casos, se obliga a los trabajadores a ir todo el día con la misma mascarilla, lo que es contraproducente porque pierde efectividad.

MASCARILLAS RACIONADAS

“Las batas y los gorros que nos dan no son impermeables, como sería conveniente”, se quejaban este martes los representantes de la CGT, otro de los sindicatos que ha dado la voz de alarma y cuya sección de Sanidad publicó este martes en su página de Facebook fotografías de enfermeras con batas confeccionadas a partir de bolsas de basura. Samuel López, trabajador del sector de las ambulancias, denunciaba con pelos y señales que los equipos de protección individual “son un material que necesitamos de manera preventiva para no contagiarnos”. Y si llegaba con cuentagotas la semana pasada, ahora su distribución ya está racionada.

Análisis de coronavirus en el Hospital Clínic de Barcelona



Además, se están transportando a sus casas a pacientes que han dado positivos (para que realicen el aislamiento en su domicilio) sin que el personal disponga de los recursos necesarios para prevenir los contagios. Eso puede incluso redundar en perjuicio de otros pacientes, que pueden ser contagiados involuntariamente por ese personal. “No podemos garantizar su protección”, subrayaba el trabajador.

SEIS PROTOCOLOS EN CINCO DÍAS

Isabel Ramírez, de la sección sindical de la CGT del Hospital de Bellvitge, se pronunciaba en el mismo sentido: “Si no tienen mascarillas impermeables, se ponen quirúrgicas; si no hay guantes, te dicen que puedes entrar sin ellos. Y a los trabajadores del transporte sanitario no urgente incluso les dan mascarillas de papel”. Ramírez criticaba especialmente la locura de la crisis, que comporta continuos cambios en los protocolos. “En los hospitales vamos por el sexto protocolo en cinco o seis días y eso supone unas cargas de trabajo brutal. Los trabajadores no tienen ni tiempo de aprenderse bien los protocolos a seguir en cada momento”.

“Las medidas de seguridad que se están aplicando son cada día más laxas porque falta material -indica, por su parte, un representante del Sindicat d’Infermeres-. Tenemos a pacientes en las unidades de cuidados intensivos y hemos de trabajar con garantías, teniendo material de alta calidad tanto para preservar la salud de pacientes como la de los propios trabajadores. Por eso hay mucho malestar con la Administración entre los trabajadores del sector”. En esa línea, Isabel Ramírez apuntaba que “como sanitarios, no le tenemos miedo a este virus, pero tenemos familias y no queremos ser transmisores del virus a la población”.

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