El pasado mes de junio, el Ayuntamiento anunció un cambio en la conservación de las zonas verdes de la ciudad. Lejos de seguir los trabajos de mantenimiento necesarios para el control de la vegetación en la ciudad, el consistorio optó por buscar una "naturalización" siguiendo algunas polémicas medidas.
Entre ellas, se encuentra la reducción de la frecuencia de sega, una medida defendida por el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, y que se le ha ido de las manos al gobierno municipal.
ABANDONO
El estado de algunas zonas de la capital catalana recuerdan más a un abandono que a una ciudad preocupada por la conservación urbanística. Determinados parques, jardines y calles presentan un aspecto que aparenta mayor fruto del olvido que de un cambio de modelo pretendido por el consistorio.
Buen ejemplo de ello es el paseo de la Circumval·lació, donde los hierbajos le han ganado la partida a muchos tramos de acera cada vez menos practicables. Si a esto se suma el mal estado de las aceras, la movilidad a pie no resulta agradable ni sencilla.
Este es tan solo un ejemplo de los muchos que se pueden encontrar en la capital catalana, como las aceras de la calle Aragó, el paseo Sant Joan, o uno de los parques más relevantes de Barcelona, el de la Ciutadella.
SIN PERSONAL
El caso del Parque de la Ciutadella es especialemente peligroso. El pasado mes de agosto, la rotura de una palmera ocasionó la muerte de un hombre y se saldó, también, con otros dos heridos.
La presidenta del Comité de Empresa de Parcs i Jardins, Silvia Fitó, explicó a Metrópoli Abierta que el recinto "no tiene el mantenimiento que merece", y denunció la "falta de personal" necesario para poder garantizar la conservación y seguridad del parque barcelonés.