Uno de los mayores templos del vino en Barcelona cierra definitivamente la persiana. Se trata del restaurante Monvínic, que estaba ubicado en la calle Diputació, entre Rambla de Catalunya y Balmes. Llevaba 12 años abierto al público.

El establecimiento llevaba varios años registrando pérdidas y sus más de 3.000 referencias y una interesantísima oferta gastronómica no han sido suficientes para resistir al Covid-19. 

Así lo ha comunicado el propio local, a través de un post en Instagram, en el que se despide. "Ha sido una etapa llena de aprendizajes, donde hemos puesto a vuestra disposición una carta de vinos única en el mundo. Para que no se interrumpa este disfrute, os recordamos que en la tienda Monvínic Store encontraréis una gran selección de vinos artesanales", lamenta el texto. 

UN CLÁSICO VINÍCOLA

Monvínic era también un centro divulgador de la vinicultura, conocido por organizar actividades periódicas dedicadas a catas, conferencias y encuentros internacionales sobre el vino.

Tuit de despedida del restaurante Monvínic / TWITTER



Este restaurante también había tenido una gran recepción por parte de la crítica especializada, hasta el punto que logró ser considerado el mejor bar de vinos del mundo por el The Wall Street Journal.

MUCHAS PÉRDIDAS

En los últimos ejercicios, la facturación no solo no ha crecido, sino que ha menguado año tras año. Desde 2013 se ha dejado por el camino el 20% de los ingresos, que en 2019 rondaban los 1,2 millones de euros.

Con semejante nivel de ventas, las pérdidas eran muy elevadas. En concreto, con las cifras del año pasado en la mano, eran, aproximadamente, de 750.000 euros anuales y en el balance ya se acumulaban casi 8 millones de déficit pendiente de compensar con unos beneficios futuros que no acababan de llegar.

Monvínic pertenece íntegramente a Sergio Ferrer-Salat Serra de Migni, hijo de Carlos Ferrer Salat, empresario de largo recorrido, fundador de la CEOE y presidente del Comité Olímpico Español.

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