Desde la calle Agramunt, la Baixada de la Glòria impresiona. La calle deja sin palabras a quien osa mirar desde abajo, y sin aliento a quien acepta el reto de alcanzar la cima a pie. Absténganse los que padecen dolencias cardiacas y vértigo.

Varios tramos de escaleras mecánicas ayudan, desde 1989, a superar los 280 escalones de esta larga y desnivelada calle, con pendientes de hasta el 35%. Vale la pena girarse espaldas mientras se sube por esa cremallera metálica automática, y observar el desafío arquitectónico que supone tVallcarca con su complicada orografía.

SUBIDAS Y BAJADAS

La Baixada de la Glòria contiene, en ascendente y en descendente, la esencia de ese barrio encajonado entre subidas y bajadas imposibles, zurcido con escaleras y en el que se mezclan edificios de casas modernas con viviendas unifamiliares de mitad del siglo XIX.

Explica el Nomenclátor de Barcelona que esta vía debe su nombre a la voluntad de los vecinos de equiparar su pesada subida con la ascensión a la Glòria. Y no les falta razón: la Gloria espera un poco más allá, donde la calle se une con la avenida del Coll del Portell y empieza un último tramo de escaleras metálicas que llevan hasta una de las entradas del Park Güell. En ese pequeño montículo está el premio para quienes no se han dejado amedrentar por la subida: Barcelona, a sus pies.

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