La pandemia ha transformado el ocio en Barcelona. El confinamiento y las restricciones han hecho que los barceloneses innoven para poder aprovechar su tiempo libre, ya sea descubriendo nuevos planes o recuperando aficiones antiguas. Con estos mimbres la artesanía se ha convertido en una alternativa muy recurrente que, con la progresiva vuelta a la normalidad, ha llegado para quedarse.

En el corazón del barrio Gòtic se encuentra la Ceramicaria, un lugar único en la ciudad que desde hace dos años plantea la creatividad sobre cerámica como “una vía de escape” del ajetreo de la capital catalana. A raíz del estallido del Covid-19, el establecimiento se ha convertido en la alternativa de ocio idónea para dar rienda suelta a la imaginación a través de la pintura sin necesidad de disponer de conocimientos ni herramientas.



Piezas diseñadas en La Ceramicaria / M.A.

PRIMER TALLER EN LA CIUDAD

La Ceramicaria brinda un “nuevo concepto” a la ciudad. Inspirado en una tradición alemana, el local ofrece a los vecinos un plan diferente: dos horas para pintar sobre una pieza de cerámica con múltiples opciones, colores y técnicas.

Leonie Lorberg, su fundadora, llegó a la capital catalana desde Alemania y encontró la inspiración para montar su establecimiento a través de una blogger "que pintaba cerámica en su casa”. Al descubrir que no había ningún lugar para hacer lo mismo en la ciudad, la emprendedora decidió inaugurar el primer taller de pintura sobre cerámica en Barcelona.

TODO TIPO DE CLIENTES

La propietaria quería ubicar el comercio en un lugar céntrico para darse a conocer “en todos los rincones de la ciudad”. Desde su apertura, en el número 26 de la calle de Sant Pere Més Alt reciben a todo tipo de clientes, desde adolescentes hasta familias, pasando por ancianos y turistas. Actualmente, pese a las restricciones de aforo, venden una media de 40 piezas diarias. 

La clave del éxito está en “transmitir que todo el mundo puede pintar”, sin necesidad de tener “formación y experiencia”, afirma Lorberg. "Cualquiera puede decorar su taza, plato o figura sin problema, es mucho más sencillo de lo que parece", añade la fundadora. 



Una clienta pinta cerámica en el local de La Ceramicaria / M.A.

CREATIVIDAD SIN LÍMITES

En la Ceramicaria pretenden que sus visitantes “no se pongan límites”. Por ello, hay más de 200 diseños de cerámica para escoger –de una media de 15 euros por unidad– y hay más de 90 colores disponibles para decorarlos. “En cada pieza se encuentra un resultado único, cada cliente puede expresar su estilo a través del pincel”, explica Lorberg.

El proceso es muy sencillo, ya que los usuarios "solo se encargan de confeccionar su creación al gusto”. Después, un equipo formado por seis empleados, hornea el resultado durante 15 horas a temperaturas muy altas "para garantizar un resultado óptimo”. Durante el proceso de creación, se ofrece un asesoramiento personalizado para descubrir nuevas técnicas como la del efecto mármol, que ha sido una de las más demandadas.

COVID-19: UN RETO SUPERADO

Sobrevivir a la crisis del Covid-19 ha sido un gran reto para La Ceramicaria. Al tratarse de una empresa pequeña, los "recursos para subsistir a tantos meses de cierre" son escasos y las ayudas "no son suficientes". 

Durante el mes de mayo, cuando el comercio barcelonés empezó a "tener un poco más de aire", el equipo decidió adaptarse a la fiebre del delivery ideando unos kits para pintar en casa que "salvaron a la empresa". Los interesados recogían el material y, una vez finalizada la pieza, la entregaban para hornearla. Pese a poder abrir físicamente, es un sistema que aún funciona y que está "muy demandado" para "todo tipo de reuniones domésticas".  

Paleta de colores y horno de las piezas de cerámica / M.A. 



FINALES DE MES: NUEVA TIENDA EN GRÀCIA

El local tuvo la persiana bajada durante tres meses por la pandemia. Desde su primera reapertura –con aforo limitado y reserva previa– en el mes de junio, siempre han tenido la agenda llena y Leonie agradece mucho "el apoyo constante para seguir adelante pese a los impedimentos".

Tal ha sido el éxito que a finales de este mes de marzo abrirán un segundo local en el distrito de Gràcia. Será un establecimiento más grande, pero mantendrá la misma esencia: relanzar una "afición tradicional" y "reinventarla para que perdure" en la ciudad condal para seguir descubriendo el lado más artístico de los barceloneses. 

Noticias relacionadas