Xavier, un hombre de 90 años, acude cada mañana el número 75 de la calle del Ripollès, en el barrio del Camp de l'Arpa del Clot, para sentarse frente a la residencia de su mujer con tal de hacerle compañía.
Como si se tratara de la película El Diario de Noa, este hombre tuvo que ingresar a su esposa, Carmen, de 92 años enferma de Alzheimer, en un centro para personas de la tercera edad. Desde que se restringieron las visitas por la pandemia, y debido a las dificultades para caminar de la mujer, su marido se propuso visitarla a diario, aunque fuera desde la ventana.
UN AMOR INDESTRUCTIBLE
Cada mañana, las trabajadoras de la residencia le sacan un taburete y Xavier se sienta frente a su mujer y le hace gestos, muecas y todo tipo de payasadas con el objetivo de hacerle pasar un buen rato. La devoción de este anciano por su mujer llega a tal punto que, incluso cuando llueve, sigue acudiendo a su cita.
La conmovedora historia fue publicada por El Diari de la Sanitat y The New York Times se hizo eco poniendo en la portada digital a los dos ancianos, convirtiéndolos en un fenómeno viral. Xavier explicó a TV3 que su intención no era hacerse famoso, sino hacer feliz a su mujer: "le hago tonterías. Le muevo los ojos, las orejas, la nariz. Ella a veces se ríe. Entonces me siento satisfecho", explicaba el romántico marido.
EL ALZHEIMER LLEGÓ A SUS VIDAS
La historia de esta tierna pareja comenzó en Huesca, donde se conocieron en una fiesta mayor. Ella veraneaba allí y él iba como trompetista. Entre los dos se produjo un flechazo que los unió para siempre. La pareja tuvo dos hijos y una vida feliz y completa, hasta que, hace unos años, Carmen tuvo un ictus que desencadenó en el Alzheimer que la ha sentenciado hasta ahora.
Lejos de lamentarse, su esposo la cuidó y se adaptó a sus necesidades, hasta que no tuvo más remedio que ingresarla en una residencia. Carmen vive desde hace tres años en el centro sanitario del Clot y ni la pandemia ni las restricciones han logrado que su marido se desvincule de ella.