Santa María Magdalena, el refugio de las “arrepentidas”
El monasterio nació en el siglo XIV en la Riera de Sant Joan, pasó por Gràcia y el Eixample, antes de instalarse en Sarrià-Sant Gervasi
13 septiembre, 2021 00:00Noticias relacionadas
Como un castillo encantado, en el número 29 de la calle de Vallmajor, se oculta entre una tupida vegetación, el Monasterio de Santa María Magdalena. Desde el punto de vista arquitectónico, el elemento más destacado es la iglesia neogótica, construida durante la segunda década del siglo XX, aunque no está incluida en el Inventario del Patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona.
Cuesta creerlo, pero esa isla urbana en la que se respira paz y tranquilidad, guarda tras sus muros una historia agitada de idas y venidas. El origen de este monasterio se remonta al siglo XIV. Es uno de los que se fundó en Barcelona, cuando el Consejo de Ciento acordó –siguiendo la corriente iniciada en Occidente a partir del siglo XIII– la creación de un convento donde se pudieran acoger mujeres de “vida licenciosa” arrepentidas. De ahí la advocación de María Magdalena en una comunidad que en 1372 logró el visto bueno del estamento eclesiástico como seguidora de la Regla de San Agustín y que quedó sometida a la autoridad de la diócesis de Barcelona.
SUFRIÓ UN GRAVE INCENDIO
El monasterio se levantó inicialmente en la Riera de Sant Joan, que, tras la reorganización urbanística, se convertiría en la actual Via Laietana. Conservó la condición de refugio de "arrepentidas" hasta alrededor del 1500 cuando comenzó a acoger mujeres que querían llevar una vida religiosa apartada del mundo secular sin ninguna condición ni referencia a su procedencia.
En 1690 el monasterio sufrió un grave incendio en el que se perdió su archivo y parte de su historia. Las Magdalenas mantuvieron su actividad en este lugar hasta 1835, cuando las monjas fueron exclaustradas y el lugar utilizado temporalmente como escuela, hasta el 1846. En 1877, con la apertura de Via Laietana, el monasterio desapareció hasta que, tras varios traslados temporales: primero, en Gràcia, y, a partir de 1880, a la calle Muntaner con Valencia, hasta que en 1909 este edificio se quemó en la Semana Trágica. Poco después, las monjas se establecieron definitivamente en la calle Vallmajor-Copérnico.
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