En la esquina de la calle de Sants con una de las travesías que conduce al Mercat Nou de Sants, un joven Sant Medir sale al paso en la fachada de un edificio, atrapado en el interior de un azulejo de cerámica. Pantalones azules y blusón a juego, chaleco gris y sandalias, avanza hacia quien despistado ha alzado la vista, posiblemente en busca del nombre de la calle. Saludaría con la mano si no fuera porque va cargado, lleva entre los brazos vegetales que, desde la distancia y vistos desde el suelo, resultan difíciles de identificar.

Cuenta una leyenda que, en el año 303, en plena persecución de los cristianos bajo las órdenes del emperador Diocleciano, el obispo Severo de Barcelona huía de la ciudad y que, cuando pasaba por Sant Cugat chocó con un campesino, Medir, que sembraba habas. El obispo le explicó el motivo por el que se escondía y, decidido a morir antes de renunciar a la fe cristiana, le pidió que dijera la verdad si alguien preguntaba por él. Cuando los perseguidores llegaron y preguntaron a Medir, este les respondió que cruzado con el mientras sembraba las habas. Pero al mostarles el campo, las semillas habían germinado, crecido y estaban listas para ser recolectadas. Los soldados no creyeron que las plantas pudieran crecer tan rápido y pensaron que se mofaba de ellos. 

MEDIR, UN MÁRTIR

Y así fue como el bueno de Medir fue encarcelado y martirizado hasta la muerte. Como compensación, consiguió el título de Santo… Y una fiesta popular de las más arraigadas en Gràcia y en Sant Gervasi, pero también en la Bordeta, donde el primer domingo después del 3 de marzo, las collas celebran desde siglos una tradicional pasacalles aderezado con toneladas de caramelos que sale de la Parroquia de Sant Medir.

Sí, el bueno de Medir tiene un dulce homenaje anual y una parroquia, además de una calle de 246 metros de longitud que lleva oficialmente su nombre desde 1905. Y justo al inicio de su calle, destaca esta colorida placa de cerámica que recuerda el origen campesino del santo, con el marco simulado en cerámica vidriada en verde oscuro. Una pequeña obra de artesanía que ha dado pie a este post, a petición de @bionics, a quien agradezco su curiosidad y el reto que me planteó hace un par de días. Un homenaje más al mártir, del que me quedo con las ganas de saber, al menos de momento, tanto el autor como la fecha en que fue realizado.

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