Ahora la conocemos como la plaza del Pedró, pero hubo un tiempo en que no era más que un espacio en el que convergían los que caminos que, desde Montjuïc y el Llobregat, llevaban a la ciudad: uno hacia Portaferrissa (calle del Carme), y otro, hacia la Boqueria (la calle de l’Hospital). ¿Y por qué “del Pedró? Pues por el hito que señalaba ese cruce de caminos.
Empecemos por la capilla románica de Sant Llàtzer que preside la plaza. Es el último vestigio de un conjunto bastante más grande que durante los siglos XII y XV fue una leprosería. La iglesia, construida a finales del siglo XII, es de una sola nave con cabecera semicircular. La vuelta de cañón no es la original, fue sustituida a principios del siglo XVIII, la misma época en que se añadió una capilla cuadrada en el lado sur, el que da a la calle Hospital. En 1913 se le dio uso civil y sufrió importantes desperfectos, hasta que el Ayuntamiento la volvió a recuperar. En 1954, Adolf Florensa se encargó de una primera restauración, a la que siguieron otras intervenciones arqueológicas y una segunda restauración a finales del siglo XX.
TODO TIPO DE ESTILOS ARQUITECTÓNICOS
Preside la plaza la fuente de Santa Eulàlia, un monumento escultórico en homenaje a la que fuera patrona de Barcelona. La figura de la santa que la corona es obra de Frederic Marès y data de 1951, pero el conjunto original fue creado en 1673 y está considerado como el monumento más antiguo de la ciudad, pese a sus múltiples restauraciones. La primera imagen de la santa, de madera, fue obra de Benet Parés y Josep Darder, pero, en 1687, fue sustituida por otra de Llàtzer Tramulles y Lluís Bonifaç. En 1936, el monumento fue destruido durante la guerra y solo quedó la base, que se mantuvo como fuente. Hasta que, en 1951, se volvió a reconstruir con la imagen actual y, en 1982, recuperó su ubicación original, en el centro de la plaza. La última restauración a cargo de Marta Polo, es de 1997.
No son las únicas joyas. En el número 1 destaca un edificio estrecho con decoración de terracota, según la moda romántica. En el 8, el edificio del antiguo Hostal de Carme, con su balcón con dintel de piedra, decorado con un escudo y la fecha de 1701. A ambos lados, dos cabezas esculpidas, de tradición gótica, podrían ser restos de una ventana anterior (siglo XVI). Así llegamos al portal del siglo XVII, en el número 14, y su misteriosa inscripción de herramientas masónicas esculpidas junto a la fecha de 1788. Al lado, en el número 16, un edificio de estética novecentista
Sí, la plaza del Pedró es como una colcha de patchwork, hecha de retales arquitectónicos de diferentes épocas.
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