En la calle del Bisbe Català, en la parte alta de Sarrià, un arco de piedra da acceso a la Baixada del Monestir, que conduce hasta la entrada del Monasterio de Pedralbes. Es una de las dos puertas de acceso que, junto con las dos torres de vigilancia, dan fe del perímetro amurallado que en sus orígenes protegió esta joya del gótico catalán.
En mitad de esa puerta de entrada destaca una piedra redondeada y enorme. Es uno de los vestigios más antiguos de Barcelona: el menhir del Ángel. Tal vez los maestros de obra levantaron el monasterio respetando e integrando este antiguo punto sagrado como referencia de la energía del recinto. ¿Una locura?
CONSTRUCCIÓN MEGALÍTICA
Juan Sáez, autor de El arte zahorí: Geobiología consciente, hace referencia en su libro a la raíz etimológica que comparten las palabras ángulo y ángel, y explica que, “de la misma manera que las órdenes religiosas se ponían bajo protección de un ángel, la geometría sagrada respondía al influjo de determinados ángulos, y a la relación que establecían entre los elementos que componen la arquitectura sacra”.
Pero viajemos aún más atrás en el tiempo. Hace más de 7.000 años, en el neolítico, las poblaciones humanas utilizaban las construcciones megalíticas (dólmenes, menhires…) Con fines mágicos: pretendían captar con ellos las energías telúricas y utilizarlas en beneficio propio.
SIGLO XV
No olvidemos que Barcelona es una de las ciudades de España más ricas en estas formas arquitectónicas. Así que, igual la influencia telúrica del menhir del Ángel tiene que ver con la serenidad y la paz que se respira en el Monasterio de Pedralbes.
Lo cierto es que, pasada la puerta, el agitado siglo XXI se rinde a los pies del enorme claustro gótico de tres pisos del monasterio, con esos arcos que reposan sobre 26 columnas de piedra de Girona. Y el silencio rodea el jardín central, donde la fuente del Ángel, del siglo XV, espera a que las clarisas se laven las manos antes de entrar al refectorio, aun cuando estas no volverán, pues se trasladaron en 1983 al edificio contiguo.
LEYENDA
Dice una leyenda que, si golpeas fuerte el menhir con la cabeza, puedes escuchar cantar en su interior a los ángeles. ¿Os atrevéis a probarlo? Dong, dong, dong… No, no son los golpes contra el menhir los que han roto el silencio, ni el canto de los ángeles, sino las campanas de la iglesia que tocan a misa de 12. Después, silencio y tranquilidad. Ora et labora.
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