En la calle Duran i Bas en dirección a la calle de las Magdalenes, se alza un conjunto arquitectónico formado por dos edificios de estilo neomedieval que dan cobijo a la Balmesiana, una institución eclesiástica dedicada a la difusión de la cultura católica y del ideario del filósofo y teólogo Jaume Balmes. Se construyeron en dos fases y fueron proyectados por Joan Rubió i Bellver, discípulo de Gaudí y uno de los arquitectos que dieron forma al actual barrio Gòtic de Barcelona
En el exterior, las fachadas con sillares de piedra recuerdan un castillo medieval con su torre almenada y varios elementos de inspiración románica, como las galerías de tres oberturas con arcos de medio punto. En el interior, los patios recuerdan a los palacios gótico-renacentistas del siglo XV-XVI.
DISCÍPULO DE GAUDÍ
El primer edificio fue construido entre 1919 y 1923 para albergar la sede del Foment de Pietat. Consta de planta baja y tres pisos, y se articula en torno a un patio interior en el que destaca un balcón de madera labrada en forma de tribuna. En la planta principal estuvo en su día la Biblioteca Balmesiana, fundada en 1923 e integrada por libros antiguos de espiritualidad y unos 150 volúmenes de la colección particular de Balmes. Hoy este espacio lo ocupa una sala de juntas. Los pisos superiores albergan la residencia del administrador y del conserje y su familia, además de la Editorial Balmes.
La biblioteca fue trasladada al segundo edificio, un anexo cuyas obras se vieron interrumpidas por la guerra civil y se terminó en 1940. Actualmente, en la planta baja se encuentra la Llibreria Balmesiana. Aunque es en el piso principal donde se oculta su mayor tesoro: una capilla de reminiscencia modernista considerada como una de las obras maestras de Rubió i Bellver, autor del puente gótico de la calle del Bisbe.
ESCULTURA DE LLIMONA
La luz que se filtra por sus vidrieras policromadas ilumina su interior, presidido por un retablo con una escultura de la crucifixión, obra de Josep Llimona, flanqueada por las imágenes de la Virgen y San Juan, de Camps Arnau. Una enorme lámpara cuelga del cimborio. En los laterales destacan otros dos altares de mármol, dedicados a la virgen de Montserrat y a Santa Teresa del Niño Jesús.
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