Al final de la calle Vilana aguarda la entrada de lo que en su día fue una de las grandes fincas del antiguo municipio de Sarrià. Pasada la puerta de entrada a la finca, una escultura de dos peces de piedra con las colas enredadas preside la escalinata que asciende hasta una zona ajardinada. Es uno de los escasos vestigios de un espacio conocido como “el petit Versalles”, un recuerdo lejano de un magnífico jardín privado por el que paseó algún que otro personaje ilustre; hoy, un lugar de paso para pacientes y familiares, médicos y personal sanitario que entran y salen del Centre Mèdic Teknon.
FINCA CON ZOO PARTICULAR
En realidad, el origen de este centro médico se remonta 400 años atrás, a una antigua masía documentada desde la Edad Media. Más tarde, en el siglo XVII, fue propiedad de la saga familiar de los Vilana y los Dalmases que, a mediados del siglo XIX, emprendieron la urbanización de la parte más baja de la finca, la que corresponde a la actual calle Vilana. Años más tarde, los Escolapios compraron la parte alta para levantar la Escola Pia de Sarrià.
Cuando en 1911 el doctor Ignasi Barraquer y su esposa, Josefa Moner, arrendaron la residencia conocida como Torre Vilana, esta era una casona enorme rodeada de jardines, con un bonito lago, una zona de bosque y cultivos, que compartieron con sus suegros, el doctor Joaquim Moner y su esposa. El matrimonio vivió allí hasta 1917, y dicen que Barraquer tenía incluso un zoo particular en el interior de la finca.
CONSTRUCCIÓN DEL HOSPITAL
En 1942, después de la Guerra Civil, la Congregación de Sant Pere ad Vincula, compró la finca y trasladó allí el Asil Duran, un reformatorio para jóvenes que habían salido muy mal parados de la guerra, y que funcionó hasta 1977. Pero aún tuvieron que pasar 12 años más hasta que los propietarios de la Clínica Teknon compraron los terrenos e iniciaron la construcción del hospital. Las obras empezaron en 1991, tras el derribo del antiguo asilo, del que solo se salvaron la fachada y los laterales, hoy adaptados e integrados.
Y nueve años más tarde, se inauguró el Institut Oncològic Teknon (IOT) y un helipuerto. Quien tuvo, retuvo. Como residencia de ilustres no le faltaba de nada. Y como centro médico... Tampoco.
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