Sant Miquel dels Sants: el sueño del ‘Vaticano de Gràcia’
La cripta de la parroquia guarda en su interior un refugio antiaéreo frecuentado por Juan Marsé y una declaración de amor eterno de los marqueses de Argentera
19 julio, 2022 00:00Noticias relacionadas
Discretamente encajada entre edificios, en el número 163 de la calle de Escorial, nadie diría que la iglesia de Sant Miquel dels Sants fue una de las parroquias más emblemáticas y florecientes de la Barcelona de los años 40-50. Es un buen ejemplo del noucentisme de posguerra" y también un enorme caja de sorpresas que justifica el Tour del 75 y conocer sus rincones, de la mano de Mossèn Bruno Bérchez.
TESTIGO DE LAS ANDANZAS DE JUAN MARSÉ
Así es como descubrimos su cripta, de ladrillo rojo con vuelta catalana, columnas macizas de descarga y el techo lleno de esgrafiados. Ubicada en la zona más antigua de la iglesia, sirvió como refugio antiaéreo durante la Guerra Civil y fue testigo de las andanzas de un preadolescente Juan Marsé. Sí, en su novela más autobiográfica, Si te dicen que caí, el escritor detalla cómo se escondía en “este feo templo de ladrillo rojo asentado sobre las cuevas y el refugio antiaéreo que fueron nuestros dominios” situado en “una ancha faja de terreno desde Escorial a Sors”.
Junto a este refugio descansan los restos de los marqueses de Argentera: Carles Maristany y su segunda mujer, Mercè Servat. Sus lápidas recuerdan una historia de amor imposible mal vista por muchos, incluida la familia, y que solo pudo hacerse realidad al morir la primera esposa de Maristany, Cristeta. El nuevo matrimonio apenas duró cinco años, los que tardó en fallecer Mercè, pero la pareja se hizo enterrar en la cripta de Sant Miquel dels Sants. Como testimonio quedan sus lápidas y un curioso relieve en el que un personaje con cierto aire a Maristany se arrodilla a los pies de una Virgen cuyo rostro recuerda al de Mercè. Toda una declaración de amor eterno.
El origen de esta parroquia se remonta a 1920, cuando se inauguró la capilla de la Vetlla Perpètua, conocida como la Capilla de las almas, construida en memoria de las almas del purgatorio. La idea fue de una adinerada familia, que donó el solar al sacerdote más joven de Barcelona, Joaquim Masdexexart, de 23 años. La capilla funcionó como centro de culto del barrio hasta el inicio de la Guerra Civil y se derribó en 1975.
VATICANO DE GRÀCIA
Fue el obispo Gregorio Modrego quien erigió la parroquia en 1946 y nombró como primer rector a Masdexexart, que volvió de su exilio en Italia con un sueño: levantar el “Vaticano de Gràcia”. Antoni Fisas se encargó del proyecto cuya idea original se fue diluyendo y quedó en un templo neoclásico con alguna similitud (lejana) con la Basílica de San Pedro aunque muchísimo más modesto. Y sí, no es el Vaticano de Gràcia, pero guarda sus tesoros: la Mare de Déu de Queralt, la talla de la Mare de Déu del Carme del escultor graciense Miquel Osé o la talla de la Inmaculada de 1852 atribuida a Domènec Talarn.
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