Sala Beckett anuncian las enormes letras luminosas desde lo alto de la fachada del edificio situado en la esquina de Pere IV con Batista. Las apariencias engañan y este es un buen ejemplo porque, nadie diría que en esa construcción de dos plantas de color cementoso y desconchones a los cuatro vientos, con las puertas y ventanas pintadas de rojo, es desde 2016 la Sala Beckett, el Obrador Internacional de Dramaturgia. 

No, la Beckett no es solo un teatro más, es la Casa de los Autores Teatrales, un espacio de creación, formación y experimentación teatral dedicado a la promoción de la dramaturgia contemporánea y la difusión de la autoría teatral catalana. Inició su actividad en 1989 en un pequeño espacio de Gràcia, hasta que en 2011 se creó una fundación para promover el teatro contemporáneo catalán a nivel internacional y se presentó el proyecto de traslado del teatro a su ubicación actual desde 2016.  

La Beckett dio una segunda vida a un edificio con mucha historia en el barrio: la sede de la Cooperativa Popular de Consum, Pau i Justícia. Esta fue la entidad cooperativa más emblemática del barrio durante el siglo XX. Nació de manera informal –una reunión en un café entre 18 trabajadores- en 1895 como cooperativa de consumo aunque no adoptó su forma legal hasta 1905. Cuatro años después adquirió un solar en la calle de Batista para levantar su primera sede, de la que no queda ni rastro. El incremento de familias asociadas hizo necesario construir un nuevo edificio, el que actualmente ocupa la Sala Beckett, inaugurado en 1924 y reformado en 1935. 

Pau i Justícia llegó a tener 1.250 socios y su sede (2.890 m²) acogió una escuela mixta, un teatro, una coral, una biblioteca, un centro excursionista, un bar y un economato. Además, consiguió poner en marcha de manera autogestionada en plena dictadura franquista, un proyecto de construcción de viviendas para más de 300 familias. 

Pau i Justícia cerró definitivamente en la década de 1980. Y hasta 2011 no se convocó el concurso de reforma para acoger la nueva Beckett.  El proyecto, obra de Ricardo Flores y Eva Prats es una superposición de épocas donde lo viejo y lo nuevo conviven dándole al edificio una nueva vida manteniendo la esencia original y la carga de memoria de cada uno de sus espacios y enriqueciendo la experiencia arquitectónica: se recuperaron, inventariaron y recolocaron -no necesariamente en su lugar original- elementos como pavimentos de mosaico hidráulico, carpitería, cornisas y rosetones… Viejos recuerdos para nuevos tiempos y usos.

--

Descubre más curiosidades y rincones de Barcelona en la cuenta de Instagram @inmasantosherrera [link directo]

Noticias relacionadas