El histórico edificio de la Fundación Julio Muñoz y Ramonet se estrena al público en el 48H Open House de Barcelona. Los más curiosos podrán visitar por primera vez y gratis este desconocido edificio ubicado en la calle de Muntaner.
MAJESTUOSA OBRA
Se trata de un edificio de más de 2.100 metros cuadrados divididos en cuatro plantas y una azotea. Una vez dentro, hay un gran vestíbulo con una escalera que recibe a los visitantes. Pero esto no lo es todo. La casa también tiene un salón de baile, una sala de música, una pequeña capilla y un enorme jardín de 3.568 metros cuadrados. En definitiva, todo un palacio digno de visitar.
DESCÚBRELO EN EL 48H OPEN HOUSE
El edificio se puede visitar gracias al 48H Open House de Barcelona, un festival que permite entrar en monumentos que normalmente no están abiertos al público. En el caso del Muñoz y Ramonet, es la primera vez que se puede visitar, por lo que se trata de una oportunidad única.
Largas colas para acceder a algunos edificios del Open House / TWITTER
JULIO MUÑOZ RAMONET
Muñoz y Ramonet fue empresario e industrial del textil. Acumuló una gran fortuna gracias a sus relaciones con el Régimen Franquista. Compró muchas fincas nobles en Barcelona, como el ya conocido Palau Robert, el Hotel Ritz y este palacete del Marqués de Alella, ubicado en la calle de Muntaner.
Su patrimonio fue creciendo hasta los años 60, cuando entró en declive. Acusado por la Audiencia Nacional de estafa y falsedad documental por una millonaria deuda, huyó de la justicia española estableciendo su residencia en el hotel de lujo Quellenhof, en Suiza, donde pasó los últimos años de su vida.
Jardín de la fundación Julio Múñoz Ramonet / ARCHIVO
LA VOLUNTAD DEL EMPRESARIO
Muñoz Ramonet legó su finca tras su muerte en 1991 al Ayuntamiento de Barcelona, pero el legado quedó paralizado por la impugnación de sus herederos, en un largo litigio de 15 años. Finalmente, tras reconocerse la propiedad al consistorio, solo el jardín fue abierto al público en 2016, tras ser restaurado. Ahora, la Fundación Julio Muñoz Ramonet responde a la última voluntad del empresario: quería que esta finca de la calle de Muntaner se convirtiera en un espacio visitable para los ciudadanos, destinado al fomento, divulgación y defensa de la cultura.