La esquina de la calle de Calàbria con Consell de Cent (lado mar) se ha convertido desde hace un año en un campo de batalla. La guerra abierta empezó hace un año, cuando Lioness Inversiones adquirió la Casa Orsola y, según dicen los vecinos, pretendieron echarlos para convertir el bloque modernista en apartamentos turísticos. La guerra de la Casa Orsola se ha ido recrudeciendo al mismo tiempo que el edificio ha pasado de ser un ejemplo más de arquitectura modernista del Eixample a convertirse en un símbolo contra la especulación en Barcelona. Es puro modernismo en pie de guerra… una sensación que se ha agudizado con el estado actual de la calle, en plena remodelación, con el pavimento levantado y sembrada de vallas y rutas alternativas para peatones.
Permitidme dejar el conflicto en esa improvisada trinchera y dedicarme al edificio en sí mismo. Se conoce como Casa Orsola aunque, en realidad, es un conjunto de edificios construidos entre 1909 y 1913, que forman una unidad. La obra fue promovida por el italiano Giovanni Orsola (también conocido como Juan Orsola), después de montar en un solar contiguo su empresa de mosaicos hidráulicos Orsola, Solà & Cia, la más importante de España en su sector.
HISTORIA DE CASA ORSOLA
Giovanni o Juan, que tenía mujer y seis hijos, fue uno de los socios principales de la empresa, activa hasta la muerte del fundador, en 1929, y en la que trabajaban unas 450 personas. Originalmente ocupaba toda la manzana entre las calles de Consell de Cent, Diputació, Rocafort, Gran vía, y la calle de Calàbria, donde estaba la entrada principal, en el número 129. En uno de los solares, la familia ordenó la construcción del edificio de viviendas, a cargo del maestro de obras Josep Carrera Miró.
En el exterior, llama la atención por el color verde de la fachada, rehabilitada hace años, donde destaca el esgrafiado que decora el coronamiento, en el último piso. Aunque ese es solo el envoltorio, porque el verdadero tesoro está en la decoración del vestíbulo, a base de mosaicos en las barandillas y esgrafiados de estilizadas flores que cubren la paredes. Si tenéis la oportunidad de entrar, no olvidéis de mirar hacia arriba y recrearos en los magníficos frescos modernistas del techo, enmarcados por el artesonado en relieve con motivos florales. Os van a entrar unas ganas terribles por luchar...por luchar para su conservación, claro.
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