La casa Pascual i Pons ya luce restaurada en paseo de Gràcia. El edificio –construido por el arquitecto Enric Sagnier a finales del sigo XIX– es uno de los enclaves más privilegiados de la ciudad, ubicado en la primera manzana del paseo lado Besòs, justo enfrente de la plaza Catalunya. La finca de estilo neogótico –con sus dos famosos torreones– sirvió de residencia para las familias de Sebastià Pascual y de Alexandro Pons

Así, tras tres años para redactar el proyecto y cuatro años de obras, una de las principales joyas modernistas de Barcelona ha finalizado su rehabilitación. El proyecto de arquitectura tenía dos objetivos principales: conservar la fachada como elemento patrimonial y mantener el patrimonio interior, lo que ha permitido recuperar los ventanales, piezas de madera, puertas, chimeneas y otros elementos originales. La obra también ha servido para abrir las zonas interiores para adaptarse al uso de oficinas y construir cinco plantas subterráneas nuevas destinadas a aparcamiento. 

CINCO PLANTAS SUBTERRRÁNEAS

El reto más importante de la obra ha sido la excavación de cinco nuevas plantas subterráneas. En paralelo, en la parte de arriba, se reconvertían diversas plantas de concepto abierto para habilitar oficinas. Los responsables de la rehabilitación aseguran que ha sido posible gracias al método Top&Down, que permite ejecutar a la vez los fundamentos y la altura del edificio. 

El edificio constaba de más de 12.000 metros cuadrados y seis plantas. Tras su rehabilitación, se han conseguido doce plantas y una superficie que roza los 20.000 metros cuadrados. Se han aprovechado los elementos históricos de la estructura inicial y se han incorporado nuevos pavimentos.

SEGUNDA REHABILITACIÓN

El arquitecto catalán Enric Sagnier construyó la Casa Pascual i Pons entre los años 1890 y 1891. La casa está formada por dos edificios que destacan por su fachada de estilo neogótico. En el 1984 ya se hizo una primera remodelación a cargo de los estudios de arquitectura Martorell-Bohigas-Mackay i Espinet / Ubach, que recuperó el aspecto original de los exteriores y logró conservar otros elementos decorativos como los ventalanes y la escalera de honor

40 años después de esta primera rehabilitación, Catalana Occidente ha encargado a Espinet/Ubach adaptar el edificio y las zonas de oficinas a las necesidades y requerimientos actuales. 

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