Barcelona ha sido la cuna de grandes inventos y marcas de productos que se han expandido por todo el planeta. Algunos de ellos, han sido productos locales, otros, han sabido aprovechar lo mejor de otras culturas y llevarlas al siguiente nivel. En el campo gastronómico, una marca de yogures icónica por sus envases, así como la calidad del producto, nació en la capital catalana y se expandió por todo el planeta.

Empacada en sus habituales envases de vidrio, los yogures Danone nacieron en un laboratorio del Raval, en el número 9 de la calle dels Àngels. Isaac Carasso, un griego de ascendencia sefardí, se instaló durante la primera guerra mundial en la ciudad huyendo del dominio turco del país. Entre bidones de leche, inventó esta marca de yogures, no tan conocidos en Europa occidental por aquél entonces, pues su origen se encuentra en bulgaria.

De experimento a multinacional

El nombre lo puso en honor a su propio hijo, Danon, y el producto comenzó, a principios del siglo XX, a venderse en farmacias. En 1919, los conductores del tranvía barcelonés transportaban las cajas de este producto a las farmacias de la ciudad.

Familia monomarental en una de las campañas rediseñadas por Danone / CEDIDA

Y es que Carasso contactó con Elia Metchnikoff, premio Nobel el 1908, del Instituto Pasteur, para que avalara lo saludable del consumo de lácteos fermentados, por lo que las mismas farmacias quisieron hacerse con cajas y cajas de lo que hoy en día se considera un postre cotidiano y común en España.

Posteriormente, el emprendedor de la región de Salónica se marchó a Francia, donde fundó la Société Parisienne du Yoghourt Danone. Y el resto es historia. Con los años, Danone se ha convertido en una gran multinacional.

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