El Castillo de Montjuïc es un tesoro histórico genuino que merece la pena explorar. Los visitantes podrán descubrir lugares como el puente de acceso de estilo neoclásico, los cuatro bastiones, el patio de armas, la terraza y la torre de observación --un mirador con algunas de las mejores vistas a Barcelona--, la muralla de 155 metros de longitud, el foso y el camino que rodea la fortificación.

En cuanto a los precios de las entradas, la tarifa general es de 9 euros, mientras que la tarifa reducida es de 6 euros. Los menores de 8 años entran de forma gratuita y los domingos a partir de las 15 horas, así como el primer domingo de cada mes, el acceso también es gratuito. El horario de apertura, del 1 de marzo al 31 de octubre, es de 10 a 20 horas, mientras que del 1 de noviembre al 28 de febrero es de 10 a 18 horas.

CÓMO LLEGAR

Existen varias opciones para llegar a la cima de la colina y visitar el castillo. Por ejemplo, se puede llegar en coche (hay un amplio estacionamiento público) y ascender a pie o en bicicleta, aunque se debe tener en cuenta que el camino es empinado. También es posible acceder en transporte público mediante la línea 105 de autobús. La opción más popular es ascender en teleférico desde la Avenida Miramar, con un costo de 10 euros por el trayecto sencillo y 15 euros por el viaje de ida y vuelta para adultos (8,00 euros y 11,00 euros, respectivamente, para niños de 4 a 12 años).

Acceso al Castillo de Montjuïc / TMB

Originariamente, esta imponente fortificación comenzó siendo un faro, un puesto de observación para controlar el mar de posibles incursiones enemigas. Los primeros registros datan del año 1073. Sin embargo, con el pasar de los siglos, el faro comenzó a fortificarse y, tras la Guerra dels Segadors (1640-1652), se determinó que debía amurallarse. Su estado actual viene, sin embargo, de 1753, cuando se erigió la actual fortaleza de planta trapezoidal, ya adecuada a la guerra moderna, tras haber quedado en ruinas unos años antes a causa de la Guerra de Sucesión contra los franceses.

PRISIÓN

A lo largo del siglo XIX, el castillo sirvió como elemento de represión de la población civil. De hecho, desde el castillo se bombardeó hasta en tres ocasiones a la ciudad para aplastar varias revueltas populares. Durante el siglo XX, sirvió como prisión política contra revolucionarios durante la Segunda República y contra militares del ejército republicano durante el franquismo. 

Ya en 2007, el espacio volvió a manos del Ayuntamiento y actualmente se usa para eventos sociales y culturales.

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