Barcelona conserva dos templos clásicos que esconden secretos de épocas pasadas, se trata del Templo Augusto y el Taller Masriera. El primero está situado en el Gòtic, fue construido en el siglo I a.C. y fue un espacio dedicado al emperador César Augusto. A pesar de que gran parte del templo fue destruido durante la Edad Media, algunas de sus columnas y restos sobreviven hasta el día de hoy.
Una de las curiosidades más notables es que estas columnas se encuentran incrustadas en edificios medievales, lo que muestra cómo la ciudad ha crecido y evolucionado a lo largo de los siglos.
Otra curiosidad es que durante el siglo XIX, el Templo Augusto fue redescubierto gracias a excavaciones arqueológicas, lo que llevó a su preservación y al reconocimiento de su valor histórico.
LAS CURIOSIDADES DEL TALLER MASRIERA
Por otra parte, en el corazón del Eixample se encuentra el Taller Masriera, un lugar que esconde un legado artístico y joyero de más de 180 años. Fundado en 1839 por José Masriera, este taller se ha convertido en un ícono de la alta joyería y el arte en Barcelona.
Una de las curiosidades del Taller Masriera es su contribución a la creación de las joyas modernistas que caracterizaron la época dorada del modernismo catalán. Durante la última parte del siglo XIX y principios del siglo XX, Masriera trabajó en estrecha colaboración con arquitectos y diseñadores modernistas como Antoni Gaudí y Lluís Domènech i Montaner, creando piezas únicas y decorativas que todavía se aprecian en la actualidad.
Otra curiosidad histórica es que el taller ha pasado de generación en generación dentro de la familia Masriera, manteniendo viva la tradición y el compromiso con la excelencia en la joyería y el arte. A lo largo de los años, han seguido innovando y creando piezas únicas que reflejan la historia de Barcelona y su continua evolución artística.