Barcelona, la capital catalana, la metrópolis que ya no puede crecer sin absorber a municipios aledaños, la ciudad de 1,6 millones de habitantes, tuvo orígenes muy humildes. La urbe que hoy en día todos conocemos y visitamos tiene algo más de 2.000 años, pues, en el siglo I a.C los romanos fundaron la Colonia Faventia Julia Augusta Pia Barcino, comúnmente conocida como Barcino a secas.
Pero existen diferencias evidentes entre Barcino y Barcelona, por ejemplo la terminación. Sin embargo, tiene una explicación sencilla. Tras la fundación de la colonia romana, que por cierto se hizo en el monte Taber --actual plaza de Sant Jaume--, lo que comenzó como poco más que una fortificación y un pueblecito pesquero fue creciendo, probablemente por la cercanía con la gran urbe de Tárraco (Tarragona). Esta fue residencia imperial e incluso durante un tiempo capital del Imperio Romano, por lo que sería lógico que grandes flujos migratorios se movieran a través de ella. Los latinos, con el paso del tiempo, cambiaron el nombre de Barcino a Barcinoona, una forma que servía para destacar lo grande que era la ciudad.
LEGADO ÍBERO
Pero, ¿qué había antes?. Existen vestigios del poblado íbero de Montjuïc, pero también hay mitos y leyendas que remontan la fundación de Barcelona a algo anterior a la llegada de las legiones. Si se consulta al Museo de Història de Barcelona, se hace mención a la Barkeno íbera, una red de asentamientos diseminados por toda la zona de la capital catalana, algunos sobre llano y otros sobre montículos y montes.
"Durante la antigüedad, los pobladores del llano adoptaron los rasgos de la cultura ibérica. El territorio se ocupó con una red de asentamientos jerarquizados, con poblados en Montjuïc y en el Turó de la Rovira y asentamientos agrícolas en la llanura. El Llobregat conectaba con los territorios interiores, y su desembocadura se convirtió en un importante puerto comercial y un punto de contacto con otras culturas del Mediterráneo", explica el museo en su página web.
¿FUNDACIÓN CARTAGINESA?
Pero también hay quien ha establecido una conexión entre los cartagineses, herederos de los fenicios, y la capital catalana. Durante su expansión por la península ibérica en el contexto de las guerras púnicas, se dice que el mismo Amílcar Barca, padre de Aníbal, podría haber fundado un asentamiento y haberlo nombrado en honor a su dinastía, los Bárcidas.
LA LEYENDA DE HERACLES
Y entrando en el terreno mitológico, hay quien adjudica la creación del nombre de la ciudad a Hércules, el legendario semidios griego, hijo de Zeus. Supuestamente, en sus viajes por el mundo para completar Los 12 trabajos, en concreto, encontrar el vellocino de oro, el héroe se unió a la tripulación de Jasón y los Argonautas, quienes cruzaron el Mediterráneo en nueve navíos. Una tormenta los separó y el noveno barco, la Barca Nona, se perdió. Jasón pidió a Heracles que la encontrara y lo hizo, en la costa barcelonesa, muy cerca de Montjuïc. En ese lugar, junto con el dios Hermes, decidió fundar una ciudad.