Una aurora boreal

Una aurora boreal PIXABAY

Vivir en Barcelona

¿Podría haber auroras boreales en Barcelona?

Son fenómenos relacionados con climas gélidos, pero en la capital catalana se llegaron a observar en torno a una veintena de episodios en tan sólo tres años

8 diciembre, 2023 23:30

Barcelona, lejos de ser una ciudad cercana a los polos, no se salva de experimentar unos fenómenos cuando menos exclusivos de puntos alejados del ecuador. Y es que, a pesar de que todos tenemos en mente imágenes de lugares gélidos y nevados donde disfrutar de un espectáculo de auroras boreales, no es imposible observar eventos de este tipo en latitudes tan bajas como la nuestra.

AURORAS BOREALES EN BARCELONA

Durante la segunda mitad del siglo XVIII e inicios del XIX, se reportaron numerosos eventos de auroras boreales en los cielos peninsulares. En Barcelona se llegaron a observar en torno a una veintena de episodios en tan sólo tres años, tal y como documentó Francisco Salvà y Campillo, meteorólogo barcelonés. Con él coinciden otros corresponsales y observadores nacionales que también avistaron este tipo de fenómenos en fechas coincidentes.

CÓMO SE CREAN

Para que haya auroras boreales en Barcelona, lo primero y más importante es que se produzcan erupciones o llamaradas solares dirigidas hacia la Tierra. Si estas erupciones son de gran intensidad (llamaradas de clase M y X) y de larga duración, se expulsa gran cantidad de material solar provocando las llamadas eyecciones de masa coronal.

Llegada de plasma a la Tierra a partir de una eyección de masa coronal

Llegada de plasma a la Tierra a partir de una eyección de masa coronal NOAA

A pesar de que el tiempo entre una erupción de este calibre y su llegada a la Tierra es variable y depende de aspectos como la velocidad de la eyección y su duración, desde que el material se desprende del Sol hasta que llega a nuestro planeta, suelen pasar entre 24 y 48 horas.

Un segundo elemento necesario para observar auroras boreales en Barcelona sería tener un índice Kp muy elevado. Este índice es una medida que nos ayuda a entender la actividad geomagnética en la Tierra. Se calcula usando información de magnetómetros ubicados en diferentes partes del mundo que miden la fuerza del campo magnético en la Tierra. En España tenemos tres observatorios que miden este índice: el Observatori de l'Ebre (Tarragona), el de San Pablo (Toledo) y el de Güímar (Tenerife).

Según afirman los compañeros de SpaceWeatherLive y a partir de datos simulados por la NOAA (la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), para poder observar auroras boreales en Barcelona a simple vista y en latitudes similares a la nuestra haría falta un índice Kp 9, el máximo posible. Sin embargo, con uno superior a 6 --tal y como se demostró hace unas semanas desde el Observatori de Pujalt-- ya sería suficiente para vislumbrar luces y tonalidades de baja intensidad sobre la capital catalana.

NOAA

TORMENTAS SOLARES

Las tormentas solares no dejan de ser otra consecuencia más de la gran actividad en la superficie solar. La Tierra está continuamente recibiendo los efectos de tormentas solares de baja y moderada intensidad. No obstante, nos acercamos a un máximo de actividad solar en este vigésimo quinto ciclo desde que se tienen registros, lo que significa que dichos eventos serán cada vez más frecuentes e intensos.

Hace tan sólo unos días, medios de todo el mundo se hicieron eco de un estudio recientemente publicado que plantea la posibilidad de que en febrero de 1872 se hubiera producido una tormenta geomagnética extrema, como la de Carrington --sucedida en septiembre del 1859--, o la del 15 de mayo de 1921, la considerada como mayor tormenta solar del siglo XX que golpeó la Tierra.

Sin embargo, ninguna de estas tormentas se podría parecer mínimamente (al menos no en efectos) a la que últimamente se ha planteado y que derivaría en un llamado “Evento Miyake”, destruyendo la mayor parte de infraestructuras eléctricas, acabando con la forma de vivir tal y como la conocemos, y habiendo que recurrir a la más primitiva de las formas de supervivencia.

Esto, que suena tan catastrofista y puede parecer más propio de películas de ciencia ficción, se ha valorado como un evento más probable que el de sufrir una pandemia de carácter mundial. No es cuestión de si sucederá o no; la pregunta es cuándo.