Un escándalo, algo fuera de tono, que ha llegado a ser, sin embargo, un enorme éxito con el tiempo. El Gran Teatre del Liceu de Barcelona estrena a partir del 3 de enero la producción de Calixto Bieito de la ópera Carmen, de Georges Bizet. La ópera llega después de que se hayan cumplido 25 años de su estreno en el Festival de Peralada (Girona), en 1999, bajo el impulso de Luis López Lamadrid, que falleció el pasado mes de agosto y a quien se dedicarán todas las funciones del Liceu. Uno de los que más apostó por Bieito fue Joan Matabosch, que lo señalaba en una conversión con Metrópoli junto con Rosa Cullell, ex directora general del Liceu. Aquella producción, renovada en varias ocasiones, ha circulado por todo el mundo y tiene actualmente siete sets repartidos por los mejores teatros, como ha recordado el actual director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar.
La producción de Bieito ha llevado a Joan Matabosch a señalar que “es la mejor versión” que ha visto jamás de la ópera de Bizet. Él mismo, cuando era director artístico del Liceu, la programó en el teatro de la Rambla. Y, ya como director artístico del Teatro Real, la llevó también a Madrid. Es la versión que se ha representado más en todo el mundo. La Sevilla ocupada por los franceses muta en una Ceuta o Melilla en manos de la Legión Española, y los bandoleros dan paso a contrabandistas. El arrebato pasional lo vemos ahora como un crimen de violencia de género: la ópera puesta al día, para gusto de los más modernos y para disgusto de los clásicos, aunque la versión de Bieito ha logrado imponerse a todos.
El Liceu la recupera ahora. La repositora de la ópera, Lucía Astigarraga, en la presentación que hizo este miércoles, señala que la puesta en escena de Bieito “quita todo lo que es prescindible y llega a una esencia muy pura”. La vigencia es total: “Se redimensiona pasados los 25 años”, insiste Astigarraga, para quien la ópera gana fuerza a medida que pasa el tiempo. “Está despojada del costumbrismo, pero no se aleja de su esencia”, a su juicio, y mantiene esa conexión “humana”.
Las funciones de la obra en el Liceu se prolongarán hasta el 17 de enero y tendrán de forma alterna a Clémentine Margaine y Varduhi Abrahamyan en el rol de Carmen, y Michael Spyres y Leonardo Capalbo, en el de Don José, bajo la dirección de Josep Pons.
UN HIMNO DE LO QUE ES LA MUJER
¿Cómo se debe interpretar la música de esta ópera tan particular? Pons señaló que se circunscribe en la búsqueda de una personalidad por parte de la ópera francesa, para distanciarse de la italiana y alemana, y con la que hace un viaje a su pasado a la época dorada de Versalles para conseguir un "lenguaje de orquestación sutil". Lo que se pretendía es una "combinación sabia" al mezclar personajes del pueblo con una música refinada y de una delicadeza enorme. Los propios protagonistas de la ópera valoran el montaje de Bieito. La cantante Clémentine Margaine celebró poder interpretar esta 'Carmen' en Barcelona tras haberla cantado en teatros de todo el mundo, tras señalar que no es una producción fácil, sin apenas decorados, en la que "toda la concentración" está en los personajes.
En cuanto a Varduhi Abrahamyam, la versión de Bieito es su preferida por su fuerza y energía, en la que el minimalismo escénico otorga mucha fuerza a los personajes. El hecho es que esa versión ha buscado un objetivo que ahora se valora: "Se ha convertido en un himno de lo que es la mujer".
Todo partió del valor de Luis López Lamadrid al asumir el riesgo de la programación de la producción de Bieito. Fue en el Festival de Peralada en 1999. Bieito quería contravenir las normas, romper las convenciones, que partían de una visión romántica a partir de los relatos de los viajeros románticos del siglo XIX por España y por tierras andaluzas, en concreto. Aquella visión estableció un canon, un relato, una España vista desde la mirada extranjera –la mayoría anglosajones-. Y para atraer la atención sobre lo que se pretende, sobre una reivindicación concreta, hay que romper moldes. Lo hizo Bieito y el mundo de la ópera lo ha reconocido con el paso de los años. En casa y en todo el mundo.