Enclavada en la calle de Salomó ben Adret, en pleno corazón del barrio Gòtic de Barcelona, se erige una casa que ha sobrevivido al paso del tiempo y a las vicisitudes de la historia. Sus orígenes se remontan al Siglo XII, cuando los primeros indicios de su habitabilidad comenzaron a dejar huella en la urbe.

ICONO DE BARRIO

A lo largo de los siglos, esta casa antigua se ha convertido en un verdadero ícono para los residentes del barrio. Aunque las inclemencias del tiempo han dejado su marca, la estructura ha resistido con gracia el paso de los años, convirtiéndose en un testimonio viviente de la historia local.

Su historia toma un giro inesperado al adentrarnos en la posguerra, cuando esta antigua residencia sirvió como uno de los burdeles más concurridos de la ciudad. En aquellos años tumultuosos, la casa fue testigo de episodios que mezclaban el placer clandestino con la realidad de una posguerra marcada por la complejidad y las sombras.

REFORMA

En el año 2000, un particular tomó la iniciativa de reformar esta reliquia arquitectónica, destinándola a ser su domicilio privado. Este acto de preservación no solo buscaba mantener en pie sus antiquísimas paredes, sino también resguardar la rica y a veces turbulenta historia que sus piedras albergan.

Es notable destacar que esta casa, a pesar de su antigüedad, se sitúa en una de las calles más nuevas de la capital catalana. Paradójicamente, hasta el año pasado, la misma vía llevaba el nombre de Sant Domènec del Call, antes de recibir su denominación actual. 

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