“Mas Bernal” puede leerse en el plafón de cerámica junto a la puerta principal que se oculta tras la verja del número 4 de la calle de Santa Magdalena Sofia de Barcelona. No es más que un nombre, pero esas nueve letras encierran siglos de historia y recuerdan el pasado ya lejano de un Sarrià rural, un pueblo de casas con huertos, campos y masías como la que fue en su día Mas Bernal. 

No, ya no tiene aspecto de masía, sino de antiguo edificio de viviendas adaptado a “nuevos tiempos” que para nosotros ya son también lejanos, de estilo modernista y aire neoárabe en los mosaicos. Si retrocedemos atrás en el tiempo, descubriremos que hasta 1840, aproximadamente, Sarrià era un pueblo con numerosos huertos, campos y masías. Pero, coincidiendo con el final de la segunda guerra carlina y un periodo de estabilidad y bonanza económica, experimentó un importante crecimiento urbanístico, alentado también por la urbanización de la zona –en 1843, la carretera de Barcelona a Sarrià– y una mejora de las comunicaciones –en 1864 se inauguró el tren de Sarrià–. Muchos burgueses de Barcelona se animaron a construir su casa de veraneo en el pueblo. Y en el proceso de urbanización, algunas antiguas masías de Sarrià fueron totalmente reformadas durante el último tercio del siglo XIX. Es el caso de Mas Bernal.

FACHADA ORIGINAL

Sin embargo, la casa no ha olvidado totalmente su origen rural (¡quién tuvo, retuvo!). Más allá del cartel con su nombre, ha mantenido la entrada principal a través de su fachada original, orientada hacia el mar, tan típica de muchas masías de Barcelona. Reconvertida en edificio residencial de planta baja y dos pisos, presenta dos ejes de tribunas y terraza con balaustrada.

Sobre cada una de las tribunas, destaca un plafón mosaico elaborado con baldosas cuadrangulares de cerámica esmaltada, todas con el mismo motivo que, de manera simétrica, se repite. Unidas de cuatro en cuatro, dan lugar a un entrelazado geométrico de línea blanca, con colores verde, azul, negro, rojo y ocre. El resto de decoraciones, menos vistoso, también está hecho a base de series de baldosas cerámicas en las que predomina el azul y el ocre.

EDIFICIO RESIDENCIAL

La casa queda retirada hacia dentro, alejada de la alineación con la calle, creando así un espacio por el que se extiende el jardín. Los cuerpos laterales que cierran el jardín forman una galería que en su día debió ser un rincón perfecto para ver los campos que se extendían a su alrededor y disfrutar del atardecer o amanecer, pero actualmente ha quedado inservible y ciega, encajada entre las medianeras de las casas vecinas. Una rara avis integrada en el presente, con los pies en el pasado y la mirada buscando el mar...

Noticias relacionadas