“Aquí es troba, segons la tradició la M. de Déu de l’Ajuda que es venera en aquest santuari (s. XV)”, anuncia un colorido plafón cuadrangular de baldosas de cerámica esmaltada en una pared lateral. Sobre la inscripción está representada la Virgen de la Ayuda (lo digo ahora que me he informado, pero no tenía ni idea) frente a una payesa cargada con un fajo de leña, tal como cuenta la leyenda que se apareció. Una guirnalda vegetal de color ocre y verde sobre fondo blanco enmarca toda la composición. Es un mosaico de principios del siglo XIX, como el edificio, ubicado en el número 18 de la calle Sant Pere Més Baix, en el que destaca el gran portal neoclásico, con pilastras corintias y un frontón triangular con la fecha de 1800 inscrita.
Santuario histórico Capuchino
Pero la historia de este pequeño santuario, encajado entre edificios en el corazón del barrio de Sant Pere, se remonta mucho más atrás, al siglo XIV. Entonces, no era más que una pequeña capilla dentro de una hornacina. De hecho, el primer santuario data de 1546 y tuvieron que pasar 63 años más antes de que se fundara la archicofradía de la Virgen de la Ayuda.
Es pequeño y tan discreto que pasa desapercibido, pero está considerado como la primera residencia de los monjes de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos en Barcelona después de la exclaustración de 1835. Estos religiosos se encargaron de regentarlo a partir de diciembre de 1884. La Semana Trágica, en 1909, irrumpió en este refugio de paz de la orden religiosa, que acabó convertido en pasto de las llamas, de las que se salvó parcialmente destrozada la imagen de la virgen. Tres años después, en 1912, el obispo Joan J. Laguarda decidió ceder el solar a los capuchinos, que encargaron la reedificación de la iglesia actual al arquitecto Buenaventura Basegoda.
Entrada oculta
Un nuevo episodio violento volvió a sacudir el santuario. Durante la guerra civil, la persecución religiosa se cebó de nuevo con el convento, que fue saqueado y sufrió importantes daños, lo que obligó a una nueva rehabilitación cuando acabó el conflicto bélico. En 1998, la Virgen de la Ayuda cumplía 500 años y, coincidiendo con su coronación canónica en febrero de ese mismo año, se revalidó esta presencia franciscana en el corazón de la Barcelona antigua.
La puerta principal de la iglesia, por Sant Pere Mes Baix, acostumbra a estar cerrada, pero se puede acceder por una puerta lateral anexa situada en la Volta de la Perdiu, una calle curiosa en la que merece la pena adentrarse. Y lo haremos, pero otro día.