Joan, el cazador de baldosas hidráulicas en Barcelona: 2.000 ejemplares rescatados entre los escombros
Por más de una década, el coleccionista ha salvado estas reliquias del modernismo para preservar el patrimonio histórico y artístico en la capital catalana
10 febrero, 2024 23:30Noticias relacionadas
Joan Moliner, de 57 años, tiene dos trabajos: el primero como asesor legal y el segundo como cazador de baldosas hidráulicas en escombros de viviendas en Barcelona. El barcelonés pedalea cada mañana en su bicicleta Brompton desde Vallcarca hasta plaza Catalunya para cumplir con su horario laboral en la oficina. De vuelta a casa, va ojeando la calle para ver si encuentra escombros repletos de estos ejemplares que pueda llevarse en su mochila. Hasta la fecha, ha rescatado 2.000 piezas.
Patrimonio histórico y artístico
Para Joan, hacer esta recolecta no es una "simple afición", sino que supone una década de dedicación para "denunciar la pérdida de patrimonio histórico y artístico" en Barcelona. El mosaico hidráulico, asociado al modernismo, se popularizó en la capital catalana a finales del siglo XIX, en la década de 1870.
Durante esa época, los fabricantes encargaron diseños a destacados artistas como Domènech i Montaner y Alexandre de Riquer para decorar los suelos de numerosos edificios. Un ejemplo de ello es el diseño hexagonal de Antoni Gaudí para la Casa Batlló, encargado por la fábrica Escofet i Cia, que, aunque no llegó a tiempo para ese edificio, se utilizó posteriormente en la Casa Milà y hoy en día adorna las aceras del paseo de Gràcia.
En Barcelona y sus alrededores hubo varias fábricas punteras que se dedicaron a la producción de baldosas hidráulicas, entre ellas destaca Escofet --la más conocida--, M. C. Bustems, Orsola, Solà i Cia o Teòtim Fortuny. Sin embargo, según Moliner, en la actualidad "ya no subsiste ninguna fábrica de este tipo en la ciudad".
Registro de la baldosa
Cuando Moliner ve una baldosa desechada en la calle, se transporta de inmediato a su niñez: "El primer recuerdo que tengo de la baldosa es en casa de mi abuela en Ciutat Vella, cuando iba por el suelo gateando", recuerda, a la vez que agrega que le gustaba dibujar sus distintos diseños.
Ahora no las dibuja, pero las limpia con martillo y rasqueta para quitarles el cemento y graba siempre la calle y el edificio de donde las ha sacado. De esta manera, Moliner puede observar las marcas y escrituras que los fabricantes colocaron en la parte posterior de las baldosas. Estas marcas, que suelen ser el nombre de la empresa, le facilitan comparar el diseño con los que están en los catálogos de los fabricantes que ha recolectado de librerías antiguas y de internet.
Economía circular
No obstante, Moliner es consciente que no puede conservar en su terrado todas las baldosas que se encuentra en la calle y apuesta por una economía circular: "Tengo que darles salida, por eso las vuelvo a poner en el mercado como objetos de decoración", explica a este digital.
El coleccionista ha realizado envíos por correo a nivel local, nacional e incluso internacional. "La baldosa tiene un componente emocional bastante fuerte: algunos me trae su propia baldosa para que se la limpie y enmarque, mientras que otros se enamoran de diseños específicos", señala.
Los pedidos llegan de los usuarios que le siguen en sus tres cuentas de Instagram: Rajoles de Barcelona, que cuenta ya con 3.800 seguidores, Colecció Rajoles de Barcelona y Espai Rajola. Su objetivo es poder llegar a tener una web y una empresa para ofrecer una salida a estas baldosas y continuar con el proceso de recuperación.
Por qué se desechan
Moliner subraya que no hay día que no recupere uno de estos ejemplares, ya que suelen lanzarse a la basura con mucha facilidad en las reformas de viviendas. "Las inmobiliarias y constructuras no cuentan con el tiempo, dinero y los operarios que requiere sacar las baldosas sin que se rompan, quieren ir rápido y poner parquet" asegura. Así se lo han contado a él los propios albañiles.
Los mismos, que ya le conocen, son los encargados de informarle cuando desechan las baldosas. Le dicen: "Elige la que quieras", y también sus seguidores de Instagram le notifican a través de la red social si encuentran alguna de estas piezas.
Cuando alguien le avisa acerca de una de estas reliquias de la albañilería, sin importar lo que esté haciendo, Moliner se dirige rápidamente hacia el lugar. "Una vez estaba con mis amigos tomando algo y un compañero de la construcción me avisó que iban a cubrir unas baldosas: "Si quieres pasar antes de que lo hagan, ven y toma algunas'", relata. Y así lo hace siempre: esté donde esté, se desplaza hacia el paradero en su Brompton.